Qué es el calentamiento global
Los términos “cambio climático” y “calentamiento global” se utilizan a menudo como sinónimos, aunque tienen significados diferentes. Por ello, la gente no entiende del todo de qué se habla y se pregunta, con razón, qué es cada concepto y si el aumento de las temperaturas, el derretimiento de los glaciares y el aumento de los gases de efecto invernadero son motivo de preocupación.
Ideas en 5 minutos propone entender qué es el calentamiento global y por qué los científicos nos instan a cambiar nuestro estilo de vida lo antes posible.
Qué son el tiempo y el clima
El tiempo es un fenómeno atmosférico que es específico de una zona concreta y que dura un periodo corto de tiempo, desde unos minutos hasta unos días. Ejemplos de tiempo son la lluvia, la nieve o las inundaciones.
Cuando hablamos de clima, nos referimos a promedios regionales o globales a largo plazo de la temperatura, la humedad y las precipitaciones observadas a lo largo de las estaciones durante varios años o décadas. Por ejemplo, un clima desértico se caracteriza por una baja humedad, altas temperaturas y muy poca lluvia.
En qué se diferencia el calentamiento global del cambio climático
El cambio climático es un cambio a largo plazo de las temperaturas y los patrones meteorológicos que afectan el clima local, regional y global de la Tierra.
Los científicos utilizan observaciones terrestres, aéreas y espaciales, y construyen modelos teóricos para rastrear y estudiar qué cambios climáticos se han producido en el pasado, a qué nos enfrentamos hoy y qué podemos esperar en el futuro.
El término “cambio climático” se asocia a procesos naturales, como la oscilación decenal del Pacífico o la actividad volcánica. Pero desde principios del siglo XX hemos observado cómo la actividad humana está afectando el clima del planeta. Estos cambios de temperatura pertenecen al concepto de “calentamiento global”.
El calentamiento global es el calentamiento prolongado del sistema climático de la Tierra, observado desde el período preindustrial (entre 1850 y 1900) causado por la actividad humana. Esto se debe principalmente al uso de combustibles fósiles, que aumenta la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera de la Tierra y la calienta.
El ritmo del calentamiento global se controla midiendo el aumento medio de la temperatura global de la superficie de la Tierra. La actividad humana desde la época preindustrial ha aumentado la temperatura media del planeta en aproximadamente 1 °C. Esta cifra está aumentando actualmente en 0,2 °C por década. En consecuencia, las temperaturas atmosférica, oceánica y terrestre aumentan constantemente.
Los registros de datos climáticos proporcionan evidencias de los indicadores clave del cambio climático.
- Aumento de la temperatura del aire sobre la tierra
Por ello, cada vez tenemos más sequías y olas de calor. Esto provoca devastadores incendios forestales, pérdidas de cosechas y escasez de agua. El calentamiento global afecta a la migración de las aves y otros organismos: empiezan a vivir más cerca de los polos de la Tierra. Los árboles también empiezan a crecer más cerca de los polos.
- Aumento de la temperatura del aire sobre los océanos
Alrededor del 70 % del planeta está cubierto por los océanos. El aumento de las temperaturas hace que se evapore más agua de ellos, lo que provoca más inundaciones, huracanes y otras precipitaciones extremas.
- Derretimiento del hielo del Ártico
Las imágenes de satélite del Ártico muestran que la superficie cubierta por el hielo se ha ido reduciendo en los últimos 30 años. Según las investigaciones, el Ártico perderá su capa de hielo de verano en el 2100.
- Deshielo de los glaciares
Su desaparición es uno de los signos más claros del cambio climático. Los que dependen del agua de deshielo para la agricultura y su propio sustento ya se enfrentan a la escasez.
- Aumento del nivel de los océanos
El aumento del nivel de los océanos afectará a las ciudades y a los asentamientos costeros. También afectará a la frecuencia y gravedad de las tormentas y provocará la aparición de inundaciones. Ecosistemas enteros y la gente estarán en peligro, ya que el agua salada penetrará en las masas de agua dulce.
- Aumento de los niveles de humedad
Se acumula más vapor de agua en el aire. Por sí mismo, forma parte del ciclo natural del agua y contribuye a la formación del efecto invernadero natural de la Tierra. Pero cuando es abundante, la gente utiliza más a menudo el aire acondicionado para crear condiciones de vida más confortables. Como resultado, el consumo de energía aumenta, lo que tiene un impacto aún mayor en el cambio climático.
- Calentamiento del océano
El océano se calienta y emite calor, lo cual es normal y tiene un efecto estabilizador en el sistema climático. Pero los aumentos no naturales de su temperatura provocan graves cambios: los glaciares se derriten, el nivel del mar sube y los ecosistemas marinos que no están acostumbrados al aumento de la temperatura del agua se ven amenazados. La desaparición de los arrecifes de coral, por ejemplo, está directamente relacionada con el calentamiento del océano.
- Aumento de la temperatura de la superficie del océano
Como consecuencia, se libera más calor a la atmósfera, lo que contribuye a la formación de nubes de lluvia y vientos. Esto puede dar lugar a tormentas más fuertes y frecuentes, huracanes tropicales y ciclones.
- Derretimiento de la nieve
Las imágenes de satélite muestran que hay menos zonas cubiertas de nieve. Junto con el hielo, limita la cantidad de energía solar que la Tierra puede absorber. Cuanta menos nieve hay, más rápido se calienta el planeta.
- Aumento de la temperatura de la troposfera
La capa de la atmósfera más cercana a la superficie de la Tierra se llama troposfera. Debido a la acumulación de gases de efecto invernadero y al calor de la superficie del planeta, esta se calienta y la cantidad de dióxido de carbono aumenta.
El calentamiento global también provoca el derretimiento del permafrost, liberando más gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Cómo se puede detener el calentamiento global
- Cambiar a fuentes de energía renovables
Si es posible, opta por una empresa de servicios públicos que produzca al menos la mitad de su energía a partir de fuentes renovables. Considera si puedes producirla tú mismo. Por ejemplo, en algunos países, el gobierno da subsidios a las personas que instalan paneles solares en sus casas.
- Mejorar el aislamiento térmico de la vivienda
Esto ayudará a ahorrar energía para calentar la casa en invierno y enfriarla en verano.
- Dar preferencia a los aparatos de bajo consumo
Al comprar un nuevo refrigerador o una lavadora, presta atención a la clase de eficiencia energética. Entrega los aparatos viejos a empresas que puedan reciclarlos con un impacto mínimo en el medio ambiente.
- Ahorrar agua
Esto ayuda indirectamente a reducir las emisiones de carbono. Se libera cuando se utiliza la energía necesaria para calentar y transportar el agua. Así que vale la pena darse una ducha rápida y cerrar el agua mientras te cepillas los dientes.
- Tratar de consumir toda la comida que compras, y haz compost con las sobras
Piensa en la cantidad de energía que se necesita para cultivar, producir, envasar y entregar alimentos. Es mejor comprar solo los alimentos que realmente vas a consumir y hacer compost con las sobras en lugar de enviarlas al vertedero donde emiten metano.
- Comprar focos de luz LED
Consumen menos energía y duran más que los focos comunes, por lo que reducen los gastos a largo plazo.
- Desenchufar todos los aparatos eléctricos que no se utilicen
Incluso cuando no se están cargando, utilizan una cierta cantidad de energía. Para reducir el consumo, desenchufa los artefactos que estén completamente cargados o que se usen poco, y pon las computadoras y los monitores en modo de ahorro de energía.
- Elegir un transporte más respetuoso con el medio ambiente
Intenta utilizar menos el coche y en lugar de volar en avión, opta por viajar en tren.
- Reducir, reutilizar y reciclar
Los seres humanos producen una enorme cantidad de residuos cada día. Una parte puede reciclarse y convertirse en compost. También conviene pensar en cómo reducir la cantidad de cosas que se tiran. Por ejemplo, puedes comprar ciertos alimentos al peso y colocarlos en tus propios recipientes para reducir la cantidad de envases que hay que tirar.