Qué tipos de moldes para hornear existen
La comida horneada es una especie de forma de arte en la que los utensilios adecuados juegan un papel importante. Después de todo, en muchas ocasiones, el éxito del platillo depende directamente de ellos.
En Ideas en 5 minutos te contamos sobre los principales tipos de moldes para hornear y explicamos cómo elegir el más adecuado.
Materiales con los que se fabrican los moldes para hornear
Los moldes para hornear suelen ser muy diferentes, incluso pueden estar hechos de varios materiales. Veamos con cuáles se hacen con mayor frecuencia y cuáles son sus pros y sus contras.
- Aluminio. Este es un material bastante popular debido a su ligereza y distribución uniforme del calor. La desventaja de los moldes realizados con él es que no son antiadherentes, por lo que es importante engrasarlos bien. También resulta curioso que al utilizar moldes de aluminio para hornear productos con ácidos, como los tomates, este elemento puede reaccionar con el aluminio, haciendo que la comida tenga mal sabor.
- Antiadherente. Los moldes hechos con este material simplifican enormemente el proceso de cocción. Este facilita la extracción de productos horneados del recipiente. La desventaja es que estos moldes requieren un cuidado especial: por ejemplo, no se pueden usar utensilios metálicos al manipularlos, ya que pueden rayar la superficie. Los recipientes para hornear antiadherentes suelen tener una superficie oscura que absorbe el calor más rápido que una clara. Esto puede hacer que los productos horneados se sequen y se doren demasiado, pero se puede intentar evitar esto ajustando la temperatura y el tiempo de horneado.
- Vidrio. Estos moldes son fáciles de lavar, no se manchan y no reaccionan con ácidos. Pero a pesar de que tal material se usa con bastante frecuencia, no es el mejor en términos de distribución uniforme del calor. En este sentido, ganan los moldes de aluminio y los antiadherentes.
- Silicona. Los moldes para hornear hechos de este material aparecieron en el mercado hace relativamente poco tiempo. A diferencia de otros elementos, la silicona no absorbe el calor, por lo que los alimentos dejan de dorarse cuando se sacan del horno. Tales recipientes se pueden guardar plegados sin temor a que se dañen.
Moldes cuadrados y rectangulares
Los moldes cuadrados y rectangulares son muy similares entre sí, por lo que basta con tener un tipo de estos. Tales recipientes tienen un fondo ancho y plano, y los lados son de una altura de varios centímetros. Son una excelente opción para hacer brownies, galletas o fudge, así como para preparar arrollados y lasaña. Hay que tener mucho cuidado al sacar los productos de estos moldes, ya que pueden desmoronarse fácilmente debido al gran espacio.
Moldes redondos
Los moldes redondos son de los más populares. Se hacen de diferentes tamaños y se fabrican de una gran variedad de materiales, incluidos diferentes metales. La mayoría de las veces se utilizan para hacer pasteles. También son convenientes para usar en la preparación de pastelillos y pais de queso.
Moldes planos
Los moldes planos son uno de los principales tipos de moldes para hornear. Son perfectos no solo para cocinar dulces, sino también para asar verduras, carne y mucho más. Debido a su forma, son fáciles de limpiar y de guardar.
Moldes para pan
Los moldes para pan son rectangulares y tienen lados altos. Estos son adecuados para hornear platillos con una textura densa, como bizcochos o pasteles de frutas. Los lados altos facilitan la estimación de cuánto espacio necesitarán los productos horneados cuando suban.
Moldes para muffins
El molde para muffins es una hoja que tiene 6 o 12 muescas redondas, las cuales se rellenan con masa. También hay algunos separados hechos, por ejemplo, de silicona.
Molde para pasteles
El molde tipo Bundt, también llamado molde para pasteles, tiene paredes gruesas con un tubo en el centro. Gracias a esta forma, la masa sube y se hornea de manera uniforme, formando así una costra dorada en la superficie del producto terminado. Después de hornear, el molde se da vuelta para que el pastel quede en el plato con el lado bonito hacia arriba.