Un ciclón es una gran masa de aire que gira alrededor de un fuerte centro de baja presión atmosférica. Si se observa un ciclón desde arriba en el hemisferio norte, se puede ver que el aire en su interior circula en sentido contrario a las manecillas del reloj, mientras que en el hemisferio sur gira en sentido a las manecillas.

En un ciclón, el aire de la superficie terrestre es empujado hacia el centro, es decir a la zona de baja presión. Después se eleva, expandiéndose y enfriándose mientras se desplaza. A medida que se enfría, el aire se vuelve más húmedo, lo cual provoca una nubosidad y alta humedad en el interior del ciclón. Debido a esto, suelen asociarse a un mal clima: cielos nublados, precipitaciones, fuertes vientos e incluso huracanes.

Existen 3 tipos de ciclones:

El ciclón extratropical es común en latitudes medias. Se trata de un fenómeno cotidiano que junto con los anticiclones determinan el clima de la mayor parte de la Tierra.
El ciclón tropical se forma en las regiones trópicas del planeta. El aire en su interior es cálido, lo cual conduce a la condensación del vapor de agua, y tiene como consecuencia fuertes vientos y lluvias intensas. Precisamente debido a los ciclones tropicales se forman huracanes. Por lo general, surgen en la costa de África occidental y se desplazan hacia Centroamérica y el oeste de EE.UU. Los huracanes aumentan su tamaño y fuerza hasta que chocan con tierra o latitudes más septentrionales. Además de fuertes y resistentes vientos, provocan lluvias y olas oceánicas devastadores.
El ciclón subtropical es similar al tropical y al extratropical. Se caracteriza por vientos fuertes y resistentes, que por el contrario, rara vez se convierten en huracanes. Los ciclones subtropicales se forman principalmente en el ecuador y el paralelo 50.

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