Por qué los hombres tienen pezones
No es muy difícil explicar la diferencia entre el pecho femenino y el masculino, pero hay muchas dudas acerca de las cosas que pueden tener en común. Por ejemplo, posiblemente no todas las personas puedan responder con exactitud a la pregunta: “¿Por qué los hombres tienen pezones?”.
En Ideas en 5 minutos descubrimos que la respuesta es bastante sencilla, pero la explicaremos paso a paso.
El papel de la evolución
Si nos guiamos por la teoría de la selección natural de Charles Darwin, podemos pensar que si los pezones de los machos no se utilizan para ningún fin específico, entonces ya deberían haber desaparecido. Sin embargo, esto aún no ha sucedido por alguna razón.
La evolución cuenta con una serie de factores limitantes que pueden explicar por qué ciertas características aún permanecen presentes en algunos organismos o no se ven de la misma manera, como si las hubieran creado desde un inicio. La presencia de pezones en los mamíferos machos es un excelente ejemplo de tal cuestión.
El rol de la genética
A nivel genético, un niño posee las características de ambos padres. Esto sucede por el hecho de que recibe una copia de cada gen de su madre y una de cada gen de su padre. Aparentemente, en este caso, las diferencias entre hombres y mujeres no deberían ser tan evidentes. Sin embargo, en la naturaleza se pueden encontrar muchos ejemplos de machos y hembras que tienen un pelaje de diferentes colores. Por ejemplo, las plumas en los pájaros, el aspecto físico en algunas plantas y lagartijas. O pueden ser de diferentes tamaños, como en el caso de insectos, peces o ciertos anfibios.
La división de características de hembras y machos ocurre solo en caso de que algún rasgo sea importante para ambos sexos, pero en uno de ellos se manifiesta mejor y puede dar un resultado más eficaz para la posterior reproducción de la especie.
La división no se efectúa en dos casos:
- Si una característica también es fundamental tanto para la hembra como para el macho y se manifiesta por igual en ambos.
- Si una característica es relevante para un sexo, pero no juega un papel importante para el otro y, al mismo tiempo, no existe la opción de que este segundo sexo se ponga “en contra” de la presencia de tal característica.
Esto también aplica a la presencia de los pezones en los mamíferos machos. Durante la formación de un nuevo organismo a nivel genético, no se realiza la selección “a favor” de su formación, al igual que no hay una “en contra” de ella. Aparecen debido a que los hombres y las mujeres tienen características comunes predeterminadas. Si la presencia de los pezones les molestara a los hombres, lo más probable sería que desaparecerían.
Finalmente, los científicos estuvieron de acuerdo con que los pezones todavía permanecen en los cuerpos de los machos porque si no los tuvieran, significaría que la evolución no necesitaba hacer un trabajo adicional para eliminarlos.
Papel de la biología
El secreto de la presencia del pezón en hombres y mujeres radica en el proceso de desarrollo intrauterino. Después de la fecundación, los embriones de ambos sexos tienen la misma base genética, es decir, durante las primeras 5 o 6 semanas, en el feto no aparece ningún rasgo distintivo de su sexo biológico.
Justo en esta etapa se forman los pezones, mientras que el sexo del embrión se determina más tarde, aproximadamente en la sexta o la séptima semana, cuando comienzan a manifestarse los cromosomas X e Y.
Si el embrión es de sexo femenino, entonces las células de las glándulas mamarias cambian y se adaptan para poder llevar una lactancia.
Durante la pubertad, en las niñas comienzan a desarrollarse glándulas mamarias para una posterior lactancia. Mientras que el pecho con pezones de los niños permanece sin cambios. En este caso, los pezones son un producto secundario genético, el cual se ha formado en el cuerpo del feto tal y como lo tienen las hembras.
Sin embargo, no se puede considerar que este sea un elemento completamente innecesario. Está claro que los pezones masculinos no son capaces de alimentar a los recién nacidos, pero cuentan con muchas terminaciones nerviosas, por lo que se consideran una característica sexual secundaria en los hombres, al igual que la nuez de Adán, la barba y el bigote.