Cómo evitar que nuestros hijos se peleen
Las peleas entre hermanos son uno de los problemas más inevitables en un hogar. En el mejor de los casos, sirven para mejorar habilidades sociales como el compromiso y la negociación. Pero, en el peor de los casos, cuando estas peleas se vuelven frecuentes y violentas, pueden llevar a una pérdida de autoestima. Estas peleas intensas se pueden evitar si los cuidadores proporcionan a los niños las mejores maneras de resolver un conflicto.
Si no sabes por dónde empezar, en Ideas en 5 minutos estamos para enseñarte el camino.
1. Evitar que se produzcan peleas
Podemos conseguirlo si nos referimos a nuestros hijos como un equipo, por ejemplo, diciendo: “Son un buen dúo de bailarines” o “Son los mejores compañeros de bicicleta que he visto jamás”. Hacerlo te mantendrá en el hábito de valorar sus interacciones positivas. Cuando logras que tus hijos sientan que están trabajando juntos en lugar de ser competidores, inevitablemente, se desarrolla la dinámica de ayudarse mutuamente. También puedes involucrarlos en actividades de equipo como hacer galletas o construir un castillo de arena.
2. Ayudarlos a ampliar su vocabulario emocional
Cuando al niño se le proporciona espacio para describir sus sentimientos con palabras, es más probable que pueda mantener la calma. Así, si tu hijo rompe el castillo de tu hija, ella puede decir: “Estoy muy enojada porque ha roto mi castillo”, en lugar de pegarle. Los expertos dicen que es esencial ir más allá de las emociones como “feliz”, “triste” y “enojado”. Cuando el vocabulario se amplía a “molesto”, “confundido” o “frustrado”, eso ayuda al niño a expresar lo que siente y también a gestionar sus emociones.
3. Enseñarles a desarrollar habilidades para resolver problemas
Podemos empezar estableciendo reglas básicas de lo que se puede y no se puede hacer para resolver un problema. Por ejemplo, gritar y pegar está estrictamente prohibido en la resolución de problemas. Procura hablar con ellos sobre las peleas y las maneras de solucionar un caso complicado. Puedes pedirles que propongan sus propias ideas y darles la oportunidad de ponerlas en práctica.
Si les cuesta encontrar una solución, puedes intervenir y ayudarlos a resolverlo sentándose juntos y haciendo una lluvia de ideas de, al menos, 5 soluciones para el problema. Es importante identificar los pros y los contras de cada solución y ayudarlos a elegir la mejor opción. La clave es conseguir que sean creativos con las soluciones para que sigan buscando diferentes formas de resolver un conflicto.
4. Aprovechar los elogios y el refuerzo positivo
Esto ayuda a construir comportamiento positivo en los niños. Para lograrlo, ignora sus peleas y regálales tu atención cuando los sorprendas haciendo algo positivo, útil o amable. De este modo, los niños captarán la idea de que recibirán más atención cuando se comporten bien y no cuando se comporten mal.
5. Ser un ejemplo para los hijos
Si quieres que tus hijos tengan una inclinación por la resolución de problemas y una actitud tranquila, necesitan ver que tú también las tienes. Si quieres que sean capaces de disculparse con los demás, también necesitan verte a ti disculpándote. Además, es importante enseñarles cómo respetar las opiniones de los demás. Esto les hará entender que está bien que no todo el mundo vean todo de la misma manera.
6. Mantener la distancia
Las peleas de niños suelen terminar rápidamente por sí solas. Pero si intervenimos cada vez, eso puede retrasar el proceso de que los niños resuelvan el problema por su cuenta. Una buena idea de cómo gestionarlo pasa por tener un espacio o una habitación en casa que se denomine la “sala de pelea”. En ella tus hijos o sus amigos pueden pelear sin poder salir hasta que se resuelva.
Aunque es recomendable ignorar sus conflictos, debemos intervenir cuando se vuelvan física o emocionalmente violentos. Pídeles que resuelvan el asunto por su cuenta e intervén para ayudarlos cuando sea necesario. Siempre debemos intervenir si las peleas se vuelven verbalmente abusivas, rozan la destrucción de las pertenencias personales de alguien o se vuelven físicamente abusivas, incluyendo golpes o mordiscos.
7. Evitar tomar partido
Casi todos los adultos entran en el juego de preguntas sobre quién comenzó la pelea, quién dijo qué, etc. Cuando tomamos partido o los castigamos de manera diferente, establecemos una base para etiquetar a los agresores y las víctimas. Y sobre todo, cuando se trata de castigo, este debe ser el mismo para todos, sin excepciones. La cuestión es no establecer un escenario para quién perdió o ganó la pelea.
8. Mantener la calma
Puedes chillar y pedirles a tus hijos que dejen de pelearse. Seguro que eso puede hacer que tus hijos se callen, pero no solucionará el problema y volverán a pelearse en cuanto salgas de la habitación. Si quieres intervenir, tu trabajo no es ver quién tiene razón o quién no. Eres solo un mero mediador .
Empieza por lo que has visto u oído, dándole a cada niño el espacio para compartir su historia sin gritos ni insultos. Si quieres asegurarte de que estén escuchando las preocupaciones del otro, haz que tu hijo repita lo que ha dicho el otro. Después, inicia el paso de resolución de problemas indicado anteriormente.