Tienes que tapar la carne mientras la cueces. Esto principalmente conserva todos los nutrientes del caldo, reduce el tiempo de cocción y también ahorra electricidad. Las piezas grandes pueden cortarse a la mitad.

No te guíes únicamente por el tiempo de cocción. Comprueba la preparación de la carne a mano: saca un trozo pequeño y mete un cuchillo. Si está preparada, saldrá un jugo transparente del corte, la punta del cuchillo se moverá de manera suave y fácil dentro de la carne y se separará fácilmente del hueso.
Si cueces el caldo en una cacerola, agrega sal después de que el agua hierva. Si vas a cocinar carne para un platillo o ensalada en una cacerola, primero agrega sal y especias. Cuando usas una multiolla u olla exprés, la sal y otros condimentos se agregan junto con la carne.
Si preparas un caldo, agrega más agua de la que necesitas, ya que una parte de ella se evaporará durante la cocción. No es aconsejable poner el agua en el caldo de carne hecho, ya que esto empeorará su sabor.
La espuma formada en la superficie del agua debe quitarse de manera cuidadosa; de lo contrario, el caldo tendrá un sabor amargo y no se verá transparente.
Para que el caldo sea intenso, enharina la carne por ambos lados y dórala brevemente en una sartén con un poco de aceite. Luego colócala en agua y comienza a cocinar. Esto funciona mejor que agregar harina al final.

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