Una de las diferencias más notables del burro con respecto al mulo y el burdégano es que el burro no es un animal híbrido. Cada burro nace de un padre y una madre burros, mientras que un mulo y un burdégano proceden de un cruce interespecífico.
Aunque hay muchas variedades de burros de tamaño pequeño, mediano y bastante grande en el mundo, los más grandes rara vez superan los 142-150 cm de altura. Por lo tanto, en comparación con los mulos, los burros tienen un aspecto considerablemente más bajito. Sobre todo si se tiene en cuenta que algunas especies de miniatura pueden tener solo unos 90 cm de altura.
Dada su relativa baja estatura, no es de extrañar que los burros “estándar” pesen también bastante menos que los mulos. Solo 180-270 kg. Los burdéganos están más o menos en la misma categoría de peso que los burros: pueden pesar un poco menos o un poco más.
Los burros tienen cuerpos cortos, hocicos más bien grandes, crines cortas, patas delgadas y pezuñas estrechas. Las orejas son grandes, mucho más largas que las de un mulo.
La cola de un burro se parece más a la de una vaca que a la de un caballo. Es larga y fina, con un mechón de pelo largo al final, mientras que la cola de un mulo es más parecida a la de un caballo.
Los burros no son tan resistentes como los mulos y los burdéganos. Los híbridos suelen levantar más peso y les resulta más fácil soportar largos periodos de tiempo de carga.
En contra de la creencia popular, los burdéganos y los mulos son menos testarudos que los burros.

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