Por el nombre, se puede adivinar el aspecto de este producto: se trata de granos de café verdes, es decir, aquellos que aún no han sido tostados. Es difícil imaginar que los granos de café verdes y los habituales marrones sean el mismo producto, ya que su color, textura e incluso olor son diferentes.

El sabor del café verde es mucho más suave y ligero, así como más ácido. Si la bebida se prepara correctamente, será algo espesa. Algunos describen su sabor como “a base de hierbas” o lo comparan con el té verde o de hierbas, pero no es exactamente lo mismo. Debido a este sabor específico, es poco probable que encuentres café verde en el menú de tu cafetería favorita. Además, el proceso de su preparación también es diferente: para tomar una taza, hay que remojar los granos, cocerlos a fuego lento y colarlos. El café verde tampoco se parece al café común en cuanto al color de la bebida: es más bien ámbar, con un tinte verdoso.

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