Si observas a cualquier caracol desde abajo, podrás ver una boca con una especie de diminuta lengua. En esa “lengua”, llamada rádula, se encuentran hasta 25 600 dientes. Los caracoles no muerden ni mastican la comida en el sentido habitual de estas palabras. Ellos utilizan sus dientes como rejillas microscópicas que raspan y al mismo tiempo trituran los alimentos.

Los moluscos comen muy despacio, por eso se esfuerzan durante mucho tiempo para saciarse. Hacen esto en silencio, pero por la noche se puede escuchar el característico sonido que hacen cuando mastican.

Otro dato interesante sobre la boca de los caracoles: de acuerdo con una investigación, los dientes del caracol marino Patella vulgata están hechos del material biológico más resistente del planeta.

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