La vitamina D es producida por nuestro cuerpo en respuesta a la exposición a la luz solar. También puede obtenerse de los alimentos o de suplementos especiales. La vitamina D es esencial para mantener los huesos y los dientes sanos, y también nos protege de ciertas enfermedades. El salmón, el atún, la caballa, las yemas de huevo, el hígado de vaca, las setas y los productos lácteos son ricos en vitamina D.
La vitamina E contribuye al sistema inmunitario, protege las células de los radicales libres y previene la formación de coágulos en la sangre. La vitamina E puede obtenerse de alimentos como los aceites de girasol y cacahuate, las avellanas, las almendras, las espinacas y el aguacate.
La vitamina K se encuentra en todo el cuerpo: en el hígado, el cerebro, el páncreas, los huesos e incluso en el corazón. Se encuentra en las verduras de hoja verde, la col, el brócoli, las espinacas y el kiwi. La carne, el queso, los huevos y los aceites vegetales también son ricos en ella.

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