Ideas En 5 Minutos
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12 Mitos sobre animales que casi todo el mundo sigue creyendo

Algunas ideas sobre la vida de los animales se han arraigado tan firmemente en nuestras mentes que ya nadie duda de su veracidad. Muchos niños y adultos creen que los avestruces esconden la cabeza en la arena, los toros odian el color rojo y los peces dorados no pueden recordar algo por más de 3 segundos. Sin embargo, hace tiempo se ha demostrado que muchas de estas afirmaciones han quedado desactualizadas y se han transformado de verdades inmutables en mitos.

Ideas en 5 minutos decidió contarte en qué “cuentos” sobre animales deberíamos dejar de creer.

Mito n.º 1: Los avestruces esconden la cabeza en la arena cuando se sienten amenazados

El mito de los avestruces asustados se originó en la antigua Roma, y muy probablemente fue el resultado de las observaciones de los hábitos de anidación de estas aves y su comportamiento con los depredadores.

Los avestruces, a diferencia de muchas otras aves, no construyen nidos, sino que ponen sus huevos en un hueco en la arena. Debido a eso, a menudo se agachan para controlar o dar vuelta al huevo con el pico. Pero a una persona no muy atenta le puede parecer que el animal está escondiendo la cabeza en el suelo.

Además, cuando se enfrentan a peligros, los avestruces inclinan la cabeza hacia el suelo en un intento de mezclarse con su entorno, pero no la esconden en la arena.

Mito n.º 2: Los toros odian el color rojo

Este mito tiene sus raíces en la tauromaquia, una tradición española. Durante el espectáculo, el torero se mueve delante del toro con un capote rojo, provocando que el animal ataque. El hecho de que los toros reaccionen con agresividad a este objeto fue la base de un mito sobre su aversión al color rojo.

¿Cómo son las cosas en realidad? El toro reacciona y se irrita no por ver el capote rojo, sino por el movimiento y el ruido que lo rodean. Los animales asocian instintivamente los movimientos bruscos con el peligro y tratan de atacar primeros al enemigo.

¿Y qué hay del color? Los toros pueden percibir distintas tonalidades, pero ven de forma diferente a los humanos. Sus ojos pueden distinguir los colores rojo, naranja, amarillo y amarillo verdoso, pero no pueden distinguir el azul, el gris y algunos tonos de verde.

Mito n.º 3: Los camellos almacenan agua en sus jorobas

En realidad, los camellos almacenan grasa en sus jorobas, no agua. Esto es lo que utilizan para alimentar sus cuerpos cuando la comida se vuelve demasiado escasa. Cuando un animal pasa mucho tiempo sin comida ni agua, sus jorobas se “desinflan”. Y cuando el camello come lo suficiente y recupera fuerzas, estas vuelven a tomar forma.

Mito n.º 4: Todos los perros saben nadar

Aunque algunos perros saben nadar con facilidad desde su nacimiento, no todos tienen esta habilidad. Hay algunas razas a las que les resulta difícil permanecer en el agua sin un chaleco salvavidas especial.

Los perros de cuello corto o largo (perros salchicha), o con una distribución de peso desigual (bulldogs) pueden tener dificultades en el agua. Puede que necesiten unas cuantas lecciones y un chaleco inflable para aprender a nadar.

Mito n.º 5: Los peces dorados tienen una memoria de 3 segundos

Aunque las personas con poca memoria suelen compararse con los peces dorados, la memoria de 3 segundos de estas criaturas no es más que un mito. Científicos afirman que estos animales pueden retener algunos recuerdos hasta varios años.

También se ha demostrado mediante estudios que los peces son bastante inteligentes. Pueden hacer frente a determinadas tareas (como recorrer laberintos o encontrar comida) y reconocer a personas conocidas incluso tras largos periodos de separación.

Mito n.º 6: Los camaleones cambian de color para camuflarse

Los camaleones cambian de tono según su estado y su humor. El cambio de color puede servir como defensa contra los depredadores, para señalar sus intenciones a otros camaleones o como reacción a un cambio de temperatura.

Un camaleón preocupado suele volverse oscuro, negro o de color café; agresivo y listo para la pelea, de varios colores, entre los que predominan los tonos rojos y amarillos. Uno tranquilo y contento se volverá verde brillante, mientras que uno angustiado (por ejemplo, tras una derrota en una batalla) o enfermo se tornará gris o café claro. Los camaleones también adoptan colores brillantes e iridiscentes para mostrar su voluntad de aparearse. Por lo general, el macho que mejor transmite la combinación de colores brillantes gana la batalla por la hembra.

Mito n.º 7: Si el cuerpo de una lombriz de tierra se daña accidentalmente, crecerán nuevas lombrices de las mitades

La regeneración de la mayoría de las lombrices no es tan buena como se cree. Y dos mitades no producirán dos nuevos individuos. La parte de la cabeza del gusano podrá regenerar la cola, pero la sección de la cola no podrá hacer crecer una nueva cabeza (y con ella, otros órganos vitales).

Aunque los científicos conocen otros gusanos que pueden reconstruir su cuerpo a partir de trozos diminutos, ese no es el caso de las lombrices de tierra.

Mito n.º 8: Los hipopótamos solo comen alimentos vegetales

Aunque la dieta de los hipopótamos consiste principalmente en alimentos vegetales (hierbas, frutas, brotes y raíces), algunos también disfrutan comiendo carne.

Al principio se pensaba que los hipopótamos podían comer carroña. Pero estudios posteriores han demostrado que este no es el final del asunto. A veces, estos animales pueden atacar a los antílopes, cebras y otros ungulados, o quitarles la carne a los depredadores. Y, en algunos casos, pueden incluso intentar acabar con sus propios congéneres.

Mito n.º 9: Los topos son ciegos

Aunque la expresión “ciego como un topo” se utiliza popularmente, estos animales no son completamente ciegos. Tienen visión, pero es muy débil y poco desarrollada. Sus excelentes sentidos del olfato y del oído compensan completamente esta deficiencia.

Mito n.º 10: Los elefantes beben agua con la trompa

Un elefante bebe en promedio unos 200 litros de agua al día, y puede aspirar de una sola vez unos 14 litros con su trompa, para luego inyectar el líquido en su boca. Estas criaturas no beben con la trompa, ya que en realidad es más una nariz que una boca: es una combinación de la nariz y el labio superior del animal.

Mito n.º 11: No hay que tocar a los sapos porque pueden provocar verrugas

El hecho de que los sapos pueden ser portadores de verrugas es solo un cuento. Las protuberancias en el cuerpo de estos anfibios, que mucha gente confunde con verrugas, no lo son y, desde luego, no pueden transmitirse a los humanos tras el contacto con el animal. Las verrugas aparecen en la piel a causa del virus del papiloma humano.

Mito n.º 12: Los leones macho son los principales sostenedores de la manada

Aunque los leones machos son más grandes, las hembras son mucho más rápidas y son las principales cazadoras de la manada. Reuniéndose en grupos, las leonas rodean y atrapan a sus presas. Los machos rara vez se unen a ellas, normalmente solo si se trata de cazar a un animal grande (por ejemplo, un elefante o búfalo de agua).

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