Ideas En 5 Minutos
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5 Mitos sobre las verduras congeladas que deberíamos dejar de creer

A pesar de la popularidad de la que gozan las verduras congeladas, todavía hay muchas personas que están en contra de su consumo. Existe la creencia generalizada de que la congelación es la forma más perjudicial de conservar las verduras.

Ideas en 5 minutos desmiente los mitos más populares sobre las verduras congeladas y demuestra que son tan buenas como las frescas.

Mito n.º 1: Las verduras congeladas son menos beneficiosas que las frescas

En realidad: El principal mito sobre las verduras congeladas es el siguiente: “Hay muchas más vitaminas y beneficios en las verduras frescas que en las congeladas”. Sin embargo, esto no es así.

Un estudio publicado en 2017 comparó muestras de verduras frescas y congeladas. Las verduras para congelar se seleccionan en su punto máximo de maduración, cuando son más ricas en vitaminas y minerales. En cambio, las verduras recién cosechadas empiezan a perder sus nutrientes poco después de la recolección. Las investigaciones han demostrado que las verduras congeladas tienen un valor nutricional igual y a veces incluso superior al de sus análogos frescos.

Mito n.º 2: Las verduras congeladas contienen conservantes

En realidad: Este mito es de fácil refutación por unos simples hechos. La congelación no requiere ninguna medida adicional para conservar la frescura de los alimentos. Antes de congelar las verduras, basta con tratarlas con vapor caliente o agua hirviendo para eliminar las bacterias. Y la larga vida útil se consigue mediante el propio proceso de congelación, por lo que no tiene sentido utilizar conservantes en este caso.

Además, los conservantes se utilizan a menudo para prolongar la vida útil de las verduras frescas en los estantes de las tiendas.

Mito n.º 3: Las verduras congeladas pierden vitaminas al descongelarse

En realidad: Este mito solo es cierto si no se cumplen las reglas de descongelación. Hay muchas formas de descongelar los alimentos congelados, pero solo algunas son recomendables para descongelar las verduras:

  • Cocinar sin descongelar. Este método es el más seguro y conveniente. Las verduras pueden cocinarse al vapor o en agua con sal. Pero no recomendamos freír verduras congeladas sin descongelar: el aceite salpicará al entrar en contacto con el agua y corres el riesgo de quemarte.
  • Descongelación en agua fría. Con este método, se recomienda poner las verduras congeladas en agua fría. Asegúrate de cambiar el agua cada media hora para que se mantenga fría.
  • Descongelación en el refrigerador. Con este método, las verduras congeladas deben pasar del congelador al refrigerador durante la noche.

Sin embargo, como muestra un estudio de 2020, es poco probable que las verduras congeladas beneficien a tu organismo si se han almacenado durante más de 8-12 meses.

Mito n.º 4: Las verduras congeladas no son tan sabrosas como las frescas

En realidad: Este mito se ha difundido porque no comemos verduras congeladas en su forma original. Las verduras frescas a menudo pueden pelarse y comerse sin problemas, mientras que las congeladas implican un proceso de cocción, aunque sea una simple cocción al vapor.

Sin embargo, esto no significa que las verduras congeladas sean menos sabrosas. Hay muchas recetas que hasta un cocinero novato puede utilizar para convertir, por ejemplo, las zanahorias congeladas en una auténtica delicia.

Mito n.º 5: Las verduras congeladas son más caras que las frescas

En realidad: Las verduras congeladas son más baratas que las frescas debido a que su producción es más fácil y su transporte y almacenamiento son menos costosos. Debido a su corta vida útil, es necesario transportar y vender las verduras frescas lo antes posible, y esto requiere a veces una gran cantidad de dinero. Por ello, las verduras frescas suelen venderse con márgenes de ganancia más altos que las congeladas.

Además, el precio de las verduras congeladas se mantiene estable durante todo el año, mientras que las verduras frescas aumentan mucho su precio en invierno. Es con la llegada del invierno cuando la diferencia de precio entre las verduras congeladas y las frescas es especialmente notable.

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