8 Maneras de calmar a un niño
Algunos niños, especialmente los más pequeños, pueden tener problemas para regular sus emociones porque aún no saben cómo distinguirlas y controlarlas. Así que las rabietas, el llanto y las peleas con sus compañeros pueden convertirse en un problema habitual. Si bien este comportamiento puede resultar abrumador para los padres, existen formas de lidiar con los brotes emocionales de los niños de una manera saludable.
Ideas en 5 minutos ideó 8 técnicas básicas que le enseñarán a tu hijo a lidiar mejor con sus emociones y te ayudarán a calmarlo, incluso en medio de una rabieta.
1. Enseña al niño a etiquetar sus sentimientos
Describir un concepto tan abstracto como los sentimientos puede resultar difícil para un niño. Pero los niños rara vez pasan de estar molestos por algo a tener una rabieta. Entonces, la capacidad de detectar estas emociones negativas ayuda a mantenerlas bajo control.
Hay varias formas en que los padres pueden ayudar a sus hijos a comprender mejor sus emociones:
- Describe tus propios sentimientos y explica por qué te sientes así. También es una buena idea hablar sobre las emociones de otras personas para enseñarle a tu hijo sobre la empatía. Por ejemplo, puedes decir: “Estoy triste porque dejaste tus juguetes en la habitación de tu hermano. Supongo que él también se siente triste porque dejaste un desastre allí”.
- Clasifica la intensidad de las emociones que tiene. Si notas que tu hijo está triste, enojado o frustrado por algo, pregúntale qué está sintiendo y ofrécele describir la intensidad de este sentimiento en una escala del 1 al 10 y explicar qué lo causó.
- Si notas que ciertas acciones o eventos suelen despertar ciertas emociones en tu hijo, ayúdale a reconocerlas dándole una pista. Por ejemplo, puedes decir: “Parece que armar este rompecabezas te irrita” o “Pareces muy feliz por haber ido a ver esta película”.
2. Explica la diferencia entre tener sentimientos y actuar en consecuencia
No ignores ni trates de minimizar los sentimientos negativos de tu hijo y explícale que está absolutamente bien sentir enojo, frustración, irritación y tristeza de vez en cuando. Pero es esencial trazar una línea entre tener estos sentimientos y actuar en consecuencia.
Por ejemplo, puedes decir: “Entiendo que estás enojado, pero no está bien golpear a tu hermano si no quiere prestarte sus juguetes”. Y no olvides ofrecer una solución alternativa al problema y decir algo como: “No golpees a tu hermano. Solo habla con él la próxima vez”. Tu hijo debe comprender que no se tolerará el comportamiento violento y que existen otras formas de resolver los conflictos.
3. Dale al niño la oportunidad de tomar una decisión
Los niños pueden tener una rabieta cuando se les pide que hagan cosas que no les agradan. Pero si deseas aumentar las posibilidades de que el niño esté más abierto a tus solicitudes, ofrécele opciones alternativas entre las que pueda elegir. Por ejemplo, en lugar de decir: “Vamos al centro comercial después del almuerzo”, puedes sugerirle: “Podemos ir al centro comercial juntos o puedes pasar tiempo en casa de tu abuela mientras yo voy”.
Darle a tu hijo la oportunidad de elegir y permitirle controlar la situación ayuda a reducir la tensión y es probable que disminuya la posibilidad de un estallido emocional. Como beneficio adicional, es menos probable que pases mucho tiempo negociando opciones alternativas, porque ya se las has proporcionado.
4. Ayúdale a tu hijo a respirar
Cuando tu hijo está pasando por emociones intensas, la respiración lenta puede ayudarle a relajarse y revertir la respuesta al estrés. Puedes pedirle a tu hijo que simplemente tome varias respiraciones largas y profundas, inhalando por la nariz y exhalando por la boca.
Pero si no puede concentrarse, crea un pequeño juego. Por ejemplo, puedes pedirle que imagine que sus dedos son velas y pedirle que las apague, una por una.
5. Distrae al niño con un juego
Primero, haz algo inesperado, como apagar las luces o hacer algún gesto inusual para llamar la atención de tu hijo. Luego pídele que nombre 5 objetos rojos de la habitación o que toque 3 objetos blandos. Tu objetivo es distraerlo y llevar su cerebro de emocional a lógico.
Otro truco que puede ayudar a liberar las emociones negativas es sugerir que el niño lance una pelota imaginaria con enfado. Tu hijo debe intentar pensar en sus emociones como una bola de energía. Luego pídele que la arroje tan fuerte y tan lejos como pueda. De esta manera, se librará de un poco de ira y se sentirá mejor.
6. Reconoce las emociones del niño
Cuando tu hijo te cuente sobre sus emociones negativas, muéstrale que realmente lo estás escuchando y que comprendes por lo que está pasando. Tu objetivo no es ofrecerle una solución al problema o juzgarlo, sino simplemente estar ahí para él. No le des respuestas genéricas simples como “Ajá” o “¿En serio?”. En su lugar, trata de pensar en algo más reflexivo.
Por ejemplo, podría ser una buena idea parafrasear sus palabras. De este modo, cuando el niño se queje de todas sus tareas de matemáticas, puedes responder diciendo: “¡Oh, tienes muchas tareas para hacer hoy!”. Y es posible que desees apoyar a tu hijo diciéndole: “Eres tan bueno en matemáticas. Me gusta cómo siempre se te ocurre una solución diferente para resolver todos estos problemas de aritmética”.
Cuando hables con tu hijo, asegúrate de estar al mismo nivel de sus ojos. De esta manera, ayudarás a que él se sienta más en control de la situación y verá que le estás prestando toda tu atención.
7. Ignora activamente el comportamiento negativo
Pero ten en cuenta que reconocer los sentimientos negativos de tu hijo no significa apoyar y prestar atención a su mal comportamiento. Él puede portarse mal cuando quiere tu atención. Y como sabe que es probable que reacciones, tu hijo puede responder, usar un lenguaje inapropiado, quejarse o actuar de manera demasiado emocional a propósito.
Si notas que tu hijo comienza a portarse mal, ignora su comportamiento por un tiempo. Por ejemplo, puedes alejarte y esperar a que pare. Pero si hace algo por lo que quieres elogiarlo, presta atención de inmediato.
8. Prepárate para los eventos que puedan desencadenar emociones negativas
Si sabes que es probable que tu hijo pase por algunos eventos que podrían ser desagradables para él o desencadenar fuertes estallidos emocionales, ayúdale a prepararse para esa experiencia con anticipación. Por ejemplo, si sabes que le da miedo ir al médico, cuéntale sobre el examen que programaste con anticipación.
Puedes recordar la última vez que estuvieron juntos en el consultorio del médico y las emociones que causó esta experiencia. Discute qué podría hacer que esta experiencia sea más placentera para tu hijo y cómo puedes ayudarlo a manejar estos sentimientos. De esta forma, puedes elaborar un plan para convertir una situación negativa en una más positiva.