Por qué las personas tienen diferentes huellas dactilares
El dactilograma es un método especial para identificar a las personas mediante sus huellas dactilares, y existe desde hace unos 120 años. Científicamente hablando, a la impresión en dedos y palmas de las manos se le denomina papila dérmica. Hoy en día, con la papila dérmica se puede abrir la puerta de una oficina o casa, desbloquear un teléfono, aprobar una transferencia bancaria o confirmar tus documentos a la hora de viajar al extranjero.
Ideas en 5 minutos averiguó de dónde proceden estas líneas misteriosas de nuestro cuerpo y por qué nunca se repiten.
Los científicos de actualidad están de acuerdo en que los patrones en las palmas de las manos y los pies se forman en el útero después de la décima semana de embarazo, cuando en el embrión se forman las capas principales de la piel: la dermis y la epidermis. A su vez, la epidermis externa también consta de varias capas. La capa basal es la más baja de ellas y comienza a crecer activamente y a arrugarse en este momento.
Las crestas y huecos en la superficie de la piel son rastros de este profundo proceso interno que ocurre en la capa basal.
El patrón final depende de muchos factores: la genética, el ritmo de desarrollo de varias capas de la piel y los vasos sanguíneos, la composición química del líquido amniótico y mucho más. Todo esto es individual, por eso incluso los gemelos no pueden tener pliegues y patrones papilares absolutamente idénticos.
Al dañar la piel, las líneas y patrones pueden desaparecer por un tiempo, pero se recuperan junto con la epidermis.
Aún no existe consenso sobre para qué sirven los patrones papilares y si tienen alguna función en particular. A lo mejor mejoran la fuerza de fricción; por eso nos es más fácil sostener objetos, y a algunos animales (monos y koalas), que también tienen huella dactilar, les facilita el trabajo de trepar a un árbol.
Según otra versión, las ranuras de la piel mejoran el sentido del tacto: aumentan la susceptibilidad a superficies ásperas y vibraciones apenas perceptibles.
No cabe duda de que las huellas dactilares son únicas y no cambian a lo largo de la vida. Precisamente en estas propiedades se basaban los investigadores del siglo XIX a la hora de suponer las primeras teorías y crear clasificaciones y fórmulas de huellas dactilares.
Todos los clasificadores distinguen patrones como bucle, espiral y arco. El bucle es el más común y se puede encontrar en un 60 % de las personas. 1/3 de la población tiene espirales simples o complejas, y solo en un 5 % de las personas se pueden encontrar arcos.
También se conocen casos de adermatoglifia, una mutación genética extremadamente rara que se caracteriza por la ausencia completa de huellas dactilares.