Por qué un copo de nieve tiene 6 brazos
Muchos de nosotros hemos visto de cerca el aspecto de un copo de nieve. Es una imagen bastante interesante, ¿no? Pero ¿te has preguntado alguna vez por qué, a pesar de su diversidad, todos tienen seis lados?
Ideas en 5 minutos explicará cómo aparecen los copos de nieve y por qué tienen siempre forma hexagonal.
Cómo se forman los copos de nieve
Los copos de nieve se forman en el cielo cuando las gotas de agua se congelan y se convierten en pequeños cristales de hielo. A medida que esta partícula cae, la humedad comienza a helarse sobre el cristal, completándolo y formando los brazos del copo.
Para que las gotas se congelen, la temperatura en la nube debe ser inferior a −35 °C. Si es más alta, el agua por sí sola no será suficiente para formar un copo de nieve. Incluso a temperaturas por debajo del punto de congelación, las gotas seguirán siendo líquidas, a menos que aparezca un objeto sólido, una especie de núcleo alrededor del cual se cristaliza el copo de nieve. Puede tratarse de polvo, trozos microscópicos de metal u otras pequeñas partículas presentes en las nubes.
En cuanto a los brazos de los copos de nieve, su aparición es más bien una cuestión de probabilidad. A medida que el cristal crece, las esquinas del hexágono se convierten en el lugar más conveniente para que las moléculas de agua se agrupen. Así, los brazos aparecen en las esquinas del copo, ramificándose simétricamente desde el centro del cristal.
Por qué un copo de nieve tiene 6 brazos
Pero ¿cómo es que cada copo de nieve tiene 6 brazos? Para obtener la respuesta, tenemos que conocer los cristales a nivel molecular.
El hecho es que las moléculas de agua que componen un copo de nieve están formadas por 2 átomos de hidrógeno y 1 de oxígeno. Por lo tanto, tienen la forma de la cabeza de Mickey Mouse. Cuando las moléculas están una al lado de la otra, se unen: la carga negativa del oxígeno atrae la carga positiva del hidrógeno. El resultado es un hexágono. Cuando se juntan, crecen: así aparece un copo de nieve.
Por qué todos los copos de nieve son diferentes
Los copos de nieve nos atraen por su intrincada forma y sus infinitas variaciones, lo que ha llevado a afirmar que cada cristal es único. Aunque esto es imposible de comprobar, por regla general, en la práctica siempre resulta ser así.
El número de posibles variaciones de temperatura y humedad durante el momento en que un copo de nieve cae a la tierra es incontable, y son estos factores los que determinan la forma de un cristal. Puede empezar a crecer de una manera determinada, pero un cambio momentáneo de temperatura o humedad hará que su forma se desarrolle en una dirección diferente. Se mantiene la simetría hexagonal, pero el cristal puede adoptar todo tipo de formas, desde las alargadas hasta las más conocidas planas. Por ejemplo, hay copos de nieve en forma de prismas hexagonales, que suelen ser tan pequeños que son casi imposibles de ver a simple vista. Y una de las más comunes es la forma irregular del cristal. Estos copos de nieve suelen ser pequeños y con poca simetría.