Ideas En 5 Minutos
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Cómo puedes agradarle más a la gente

Si bien puede ser difícil determinar por qué nos atraen más algunas personas que otras, existen trucos psicológicos que pueden ayudarte a formar mejores relaciones más rápidamente. Serán útiles cuando necesites causar una buena primera impresión o tratar con personas difíciles. En Ideas en 5 minutos revisamos muchos consejos psicológicos y seleccionamos los más interesantes.

Haz que la otra persona se sienta importante

Cuando interactúes con alguien, comunícate de forma asertiva. Expresa un entusiasmo genuino por la vida de la otra persona y no temas mostrar lo que realmente sientes por ella.

  • Escucha con interés y realiza preguntas de seguimiento. Las personas perciben que compartir información sobre sí mismas es intrínsecamente gratificante, por lo que es probable que dejarles hablar más les dejará recuerdos positivos de este tipo de interacción.
  • Reconoce a la persona y dale cumplidos. Hacer cumplidos sinceros sobre las cosas que realmente aprecias en una persona es una excelente manera de fortalecer tu vínculo y evocar emociones positivas. La clave es hacer que tu cumplido sea auténtico y específico. También puedes hacerlo más personal y emocional agregando adjetivos.

Por ejemplo, en lugar de decir: “Esta fue una gran fiesta”, puedes señalar: “¡Me encantó ese divertido cuestionario que hicimos al principio! Fue un gran rompehielos. ¡Eres un excelente anfitrión!”.

Actúa como si ya te agradara esa persona

El llamado agrado recíproco se basa en la idea de que pensamos más positivamente de una persona que ya demostró que le agradamos porque nos hace sentir calidez y apoyo. Entonces, si quieres que una persona piense bien de ti, expresa tu afecto por esa persona.

Pero este truco puede resultar contraproducente en 2 casos:

  • Las personas con baja autoestima que no se valoran a sí mismas pueden no agradar a las personas por quienes sienten una apreciación positiva.
  • Si sentimos que la persona solo finge que le agradamos, es probable que nos repugne.

Cuida tu lenguaje corporal

Cuando hablamos con alguien, nuestro cerebro obtiene mucha información de pistas no verbales, ya que tendemos a expresar nuestras verdaderas emociones a través de nuestro lenguaje corporal. Así que no olvides prestar atención a las señales que envía tu cuerpo.

  • No te cubras la boca con la mano. Una boca cubierta con los dedos o la mano puede enviar una señal a una persona de que su interlocutor le está mintiendo o no quiere responder. Pero mantener la mano en la mejilla sin cubrirse la boca indica que la persona está abierta a la comunicación y realmente presta atención a la conversación.
  • Mira a la persona con la que estás hablando, pero no te excedas: hacer contacto visual directo entre el 30 % y el 60 % del tiempo de la conversación suele ser suficiente para crear una atmósfera amistosa. Recuerda que demasiado contacto visual puede interpretarse como un gesto grosero y hostil. Pero mirar cualquier cosa excepto la persona con la que estás hablando puede percibirse como una falta de interés.
  • No bloquees tus ojos con las manos y no los cierres. Estos gestos pueden verse como signos de irritación o aburrimiento. También pueden indicar desacuerdo y / o angustia.
  • Sonríe genuinamente. De esta manera, es probable que la persona te perciba como alguien confiable y sincero. La llamada sonrisa de Duchenne, que es cuando sonríes involucrando todos los músculos cerca de la boca y los ojos se arrugan, se considera el tipo de sonrisa más influyente.

Nota: el lenguaje corporal y su significado pueden diferir debido a diferentes antecedentes culturales o diferencias psicológicas y de desarrollo.

Toca de forma casual a la otra persona

Tocar es una manera importante de comunicación subliminal que ayuda a evocar emociones fuertes y vínculos con otras personas. Tocar casualmente a una persona es una forma efectiva de construir una conexión y hacer que una persona reaccione mejor ante nuestras solicitudes.

Nota: piensa siempre primero si es apropiado tocar a esta persona. Siempre debes considerar el contexto social, el género, el estado y la relación que tienes con ella antes de tocarla. Presta especial atención al lenguaje corporal de tu interlocutor para averiguar si la interacción física puede causar incomodidad o no.

Intenta reflejar las actitudes de tu interlocutor

Copiar los gestos, la postura y las expresiones faciales de una persona con la que estás hablando puede ayudarte a establecer una conexión más fuerte. A menudo lo hacemos de manera subconsciente, especialmente cuando realmente nos agrada la persona, pero también puedes prestar más atención a tu lenguaje corporal y adaptarte al estilo de tu interlocutor para promover la confianza y el sentido de la conexión.

Solo asegúrate de que la persona con la que estás hablando no lo note, de lo contrario, pueden interpretarlo como un intento de manipulación.

Presta atención a la velocidad en la que hablas

Elegir la velocidad del habla adecuada para cada situación ayuda a evocar las emociones que tu oyente necesita, causar una buena impresión y ser escuchado. Evita elegir un ritmo y ceñirte a él durante toda la conversación; simplemente harás que suene aburrido. Acelera y disminuye la velocidad en el momento adecuado para sonar más confiable y captar la atención de la persona.

Por ejemplo, un ritmo rápido es genial cuando necesitas mostrar pasión, urgencia o emociones fuertes. Y el habla lenta indica la seriedad del tema y su importancia.

No tengas miedo de mostrar vulnerabilidad

Mostrar un poco de vulnerabilidad no se trata de ser débil, sino de compartir con la gente quiénes somos realmente. Nos ayuda a ser más abiertos y a resonar con los demás en un nivel más profundo. Los psicólogos sugieren que percibimos a las personas que admiten su vulnerabilidad como más auténticas y atractivas. Tal vez porque las vemos como más “reales” y su comportamiento nos permite ser imperfectos también.

Felicita a las personas frente a la persona con la que estás hablando

La gente asocia a sus interlocutores con adjetivos que usan para describir a otros. Este fenómeno se denomina transferencia de rasgos espontáneos. Sucede incluso si no hay evidencia de que la persona realmente tenga estas cualidades.

Por ejemplo, si elogias a tu compañero de trabajo por ser amable, es probable que la persona con la que estás hablando te vea así también. Pero si criticas a los demás a sus espaldas, es posible que la gente te asocie con estas cualidades negativas que ves en los demás.

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