Cómo conservar las hierbas frescas
Hay muchas formas de almacenar hierbas frescas y hacer que duren más. La más común es secarlas. En Ideas en 5 minutos encontramos 3 métodos que te permitirán guardar pequeñas o medianas cantidades de hierbas frescas sin que se arruine su sabor.
1. Verifica qué tipo de hierba deseas almacenar
Hay 3 tipos diferentes de hierbas:
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Especiales: incluyen hierbas que no encajan en ninguna de las siguientes dos categorías, como la albahaca.
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Delicadas: estas incluyen hierbas como cilantro y perejil, y otras hierbas que tienen tallos tiernos.
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Resistentes: incluyen hierbas como el romero o el tomillo, que tienen tallos resistentes.
Saber qué tipo de hierba deseas almacenar te ayudará a elegir el mejor método para hacerlo. Aquí hay una lista de algunas hierbas y sus tipos:
2. Lava las hierbas
Es posible que aún se encuentren desechos y bacterias en tus hierbas, incluso si las compraste empacadas en el supermercado. Estos aceleran la descomposición de ellas. Después del lavado, no olvides palmear las hierbas con un paño de cocina para eliminar el exceso de agua.
- Consejo: puedes usar una centrifugadora para ensaladas para secarlas suavemente. Repite el proceso varias veces hasta que el agua salga limpia.
3. Elige el método adecuado de almacenamiento
Encontramos 3 métodos que puedes utilizar para almacenar tus hierbas. Tu elección debe depender del tipo de hierba que desees almacenar. El método A ha demostrado ser mejor para las hierbas resistentes. El método B, por otro lado, es mejor para las hierbas delicadas.
Sin embargo, eso no significa que no puedas usar el método A con una hierba delicada, solo significa que tu hierba podría durar menos tiempo del que podría durar si usaras el método B. La albahaca es una hierba especial y se almacena con un versión del método B. El método C funciona para todas las hierbas y está destinado a almacenarlas durante períodos de tiempo más largos.
Método A: el rollo de papel de cocina
Este método ha demostrado ser más eficaz con hierbas resistentes, como el tomillo o el romero. También funciona bien con cebolletas tiernas.
Coloca las hierbas a lo largo en una sola capa sobre una toalla de papel ligeramente húmeda. Luego, enrolla el papel y pon el paquete dentro de una bolsa de plástico Ziploc. Esta bolsa debe guardarse en el refrigerador.
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Consejo: si no tienes bolsas Ziploc en casa, también puede usar un film plástico.
Método B: ponerlas en agua
Este método funciona mejor con las hierbas delicadas.
Corta las bases de los tallos y quita las hojas que se echaron a perder. Agrega aproximadamente 3 cm de agua en un recipiente y coloca tus hierbas en él, asegurándote de que los tallos estén en contacto con el agua. Cierra el recipiente, si es posible, y guárdalo en el refrigerador. Reemplaza el agua cada pocos días.
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Consejo: si no puedes cerrar el recipiente porque tiene demasiadas hierbas, simplemente puedes cubrir la parte superior con una bolsa de plástico y usar una goma elástica para sellarla.
La albahaca es una hierba especial. Es muy delicada y el frío puede volverla marrón fácilmente, por lo que es mejor guardarla a temperatura ambiente. Repite el mismo procedimiento establecido en este paso, pero omite el refrigerador. Deberás cambiar el agua a diario.
Método C: cubos de hierbas congeladas
Este método funciona mejor si deseas almacenar hierbas durante mucho tiempo y mantenerlas frescas. Funciona con todo tipo de hierbas.
Pica finamente las hierbas. Luego colócalas en una bandeja para cubitos de hielo y rellena los pocillos con un poco de aceite. Deja reposar la mezcla en el congelador durante la noche. Una vez congeladas, guárdalas en una bolsa Ziploc.
Consejos:
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Si tienes muchas hierbas, coloca las hojas enteras en un procesador de alimentos, agrega unas cucharadas de aceite y procesa hasta que estén finamente picadas.
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Usa aceites neutros como el de canola o de oliva para preservar mejor el sabor de las hierbas.