Ideas En 5 Minutos
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Qué es la inmunidad y cómo podemos ayudarla

Qué es la inmunidad y cómo podemos ayudarla

El sistema inmunológico es una red natural de secuencias complejas que lucha por la salud del cuerpo desde sus primeros días de existencia.

En Ideas en 5 minutos investigamos qué es la inmunidad, cómo funciona y si podemos ayudarla de alguna manera.

Qué es la inmunidad

El sistema inmunológico es el mecanismo de defensa del cuerpo que combate las infecciones y ataca a los gérmenes para mantenerte saludable.

El nombre proviene de la palabra latina immunis, cuya traducción es “exención de impuestos, servicio militar u otros servicios públicos”.

Se considera que la primera mención escrita de las funciones de la inmunidad fue hecha en el 430 a. C. por el historiador ateniense Tucídides. Y el primero en desarrollar el concepto completo de inmunidad fue Iliá Méchnikov. En 1908 recibió el Premio Nobel por su trabajo en esta área.

Cómo funciona la inmunidad

Las sustancias que son potencialmente dañinas para el cuerpo se llaman antígenos. Cuando ingresan al organismo, el sistema inmunológico trata de reconocerlos y derrotarlos. Para ello, comienza la producción de anticuerpos, que permanecen incluso después de la enfermedad por si hay que volver a combatirla en el futuro.

El trabajo de los anticuerpos es reconocer un antígeno y etiquetarlo. Esto permite que las células T especiales detecten tales células marcadas o infectadas y las derroten. Los anticuerpos neutralizan las toxinas y también activan un grupo de proteínas del complemento, que también forman parte de la defensa inmunitaria y ayudan a eliminar bacterias, virus o células infectadas.

Tipos de inmunidad

Hay 3 tipos de inmunidad en los humanos:

  • Innata
  • Activa
  • Pasiva

Innata

Esta inmunidad natural, con la que nace una persona, es la primera línea de defensa del cuerpo. La proporcionan no solo la superficie de la piel y las membranas mucosas, que evitan la penetración de microbios desde el exterior, sino también varias enzimas y ácidos. Si los microbios logran superar la barrera protectora externa, se activan células y proteínas especiales del sistema inmunitario innato. Por ejemplo, en el caso de un corte, puede comenzar una inflamación alrededor del área dañada: la piel se enrojece, se hincha y se calienta, lo que significa que se activa la reacción protectora de la inmunidad natural. Otros ejemplos de su manifestación son la tos, los jugos gástricos, las glándulas lagrimales y sudoríparas, los cilios en los bronquios y los músculos intestinales. Las posibilidades de la inmunidad natural son limitadas.

Activa

La inmunidad adaptativa (o activa) se desarrolla a lo largo de la vida. Esto sucede como resultado de enfermedades pasadas o vacunas. Este tipo de protección consiste en:

  • Linfocitos T (activan la defensa inmune adaptativa, detectan y destruyen las células infectadas, recuerdan la infección derrotada).
  • Linfocitos B (producen anticuerpos, recuerdan la infección derrotada).
  • Anticuerpos (neutralizan microbios, activan otros componentes de protección, apoyan la inmunidad natural).

La inmunidad adaptativa se activa cuando falla la inmunidad innata. La protección se construye a partir de cada antígeno específico, cuyo impacto debe combatirse. La inmunidad activa reacciona más lentamente que la natural, pero con mayor precisión, ya que primero tiene que detectar un microbio dañino. La protección adaptativa lo recordará y en el futuro podrá reaccionar instantáneamente si vuelve a aparecer. Gracias a tal memoria, las personas se ven expuestas a ciertas enfermedades solo una vez en la vida, y luego el cuerpo se vuelve inmune a ellas.

Pasiva

Esta es una inmunidad prestada a corto plazo. Ocurre debido a anticuerpos que se han producido en otro organismo. Un ejemplo claro de inmunidad pasiva es el nacimiento de un bebé con anticuerpos que le fueron transmitidos por su madre a través de la placenta. Pero no persisten de por vida en un nuevo organismo, sino que desaparecen antes de la edad de 1 año.

Otro ejemplo es la administración de suero que ya contiene anticuerpos formados por otra persona o animal. Entonces, la inmunidad pasiva proporciona una protección inmediata del cuerpo, pero breve.

Qué reduce la inmunidad

  • Sueño inadecuado o completo, pero no regular. La falta de sueño tiene un impacto negativo muy grande en la capacidad del cuerpo para defenderse. Un sueño de cuatro horas reduce la actividad de las células inmunitarias en hasta un 72 %. El sueño completo, pero no regular, reduce la producción de anticuerpos hasta en un 50 %. Por lo tanto, para una inmunidad fuerte, es importante no solo dormir lo suficiente, sino hacerlo regularmente.
  • Malos hábitos. Las sustancias tóxicas, incluido el cigarrillo, suprimen la actividad normal de las células inmunitarias.
  • Estrés. Cuando se produce cortisol, se suprime la acción de los leucocitos, así como la inflamación, que es necesaria para activar la función protectora del organismo.
  • Mala nutrición. La falta de nutrientes puede causar una alteración en la producción y actividad de anticuerpos y células inmunitarias.
  • Edad avanzada. La deficiencia de micronutrientes conduce a una disminución de las funciones protectoras y, con la edad, el cuerpo produce menos células inmunitarias.
  • Enfermedades crónicas. Tales dolencias atacan y desactivan las células que produce el sistema inmunológico.
  • Exceso de peso. Las adipocitocinas producidas por el tejido adiposo pueden contribuir a los procesos inflamatorios.

Qué fortalece el sistema inmunológico

Imagen de portada emojipedia
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