Cómo dejar de pensar como una persona pobre
Puedes invertir mucho tiempo en ganar dinero y restringir obsesivamente tus gastos, pero aun así llevar una vida pobre. En este caso, es importante revisar tu forma de pensar sobre las finanzas. Y la solución a la prosperidad es simple: haz algunos cambios en tu mentalidad y tu vida también mejorará.
Ideas en 5 minutos recogió algunos de los mejores consejos que podrían ayudarte a transformar positivamente tanto tu vida financiera como personal.
Establece metas desafiantes pero alcanzables
A las personas con metas y sueños limitados a menudo les resulta difícil alcanzar la prosperidad en sus vidas. Asegúrate de mantenerte siempre progresando y avanzando con el cambio de las cosas, a fin de establecer metas financieras con plazos precisos para ti. Puedes anotar esos objetivos para poder visualizarlos mejor. Si ves claramente las metas que deseas alcanzar, tendrás menos dudas y encontrarás la motivación para conquistarlas.
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Piensa en tus metas de una manera “inteligente”. Esto significa que las cosas que desees lograr deben ser específicas, medibles, realistas, relevantes y restringidas por el tiempo. Tomar esto en cuenta te ayudará a establecer una visión clara de lo que necesitas y cómo puedes lograrlo.
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Dedica tiempo a tus metas. Después de pensar en lo que deseas alcanzar y establecer una fecha límite para ti, planifica el tiempo. Piensa en cuántas horas al día puedes invertir para realizar tus planes.
Cambia tu enfoque
Si te sientes impotente y sin ninguna esperanza, esto atraerá más negatividad y evitará que se desarrolle tu potencial subyacente. Esto también puede ser causado por tus luchas internas, como la creencia de que no mereces riquezas. Los celos por el éxito de otras personas pueden hacer que te concentres demasiado en eso, lo que te hará perder oportunidades.
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Presta atención a tus sentimientos y reconoce cuando estés a punto de verte atrapado en pensamientos negativos. Luego intenta distraerte y concéntrate en alguna otra actividad que te produzca emociones positivas.
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Evita juzgarte a ti mismo y a tus acciones. Observa y analiza lo que haces a diario, y luego intenta siempre encontrar las cualidades y experiencias positivas que te llevaron hasta ese lugar. Al final, deja ir la situación.
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Ofrece tu ayuda a aquellos que son menos afortunados y necesitan apoyo. Esto puede ayudarte a cambiar tu perspectiva, ya que algunos problemas pueden dejar de parecer tan graves cuando comparas tus propias condiciones con las de los demás.
Realiza cambios en tu entorno
Las personas que te rodean influyen en tus pensamientos, hábitos y percepciones. Pueden transmitirte sus emociones negativas y estropear tu calidad de vida. El pesimismo de los demás también puede impedirte realizar cambios positivos. Para crecer como persona, necesitas rodearte de gente que tenga una mentalidad optimista.
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Evita a las personas que constantemente se quejan y muestran su insatisfacción con la vida. Estas solo te harán caer con ellas. En cambio, busca a aquellos que animan a los demás y comparten su apoyo con quienes los rodean.
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Conéctate con aquellos que son más inteligentes que tú. Establecer relaciones con ellos te ayudará a aprender algo nuevo todos los días, así como a descubrir nuevas capacidades y garantizar un desarrollo constante.
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Busca a aquellos que ya lograron el éxito en sus vidas. A estas personas a menudo les gusta compartir sus experiencias. Además, pueden servir como mentoras.
Cambia tus viejos hábitos con el dinero
Revisa tus rutinas diarias para ver si hay algo que puedas estar omitiendo en tu estado financiero actual. Por ejemplo, puedes permitirte comprar más si tus ingresos aumentan, pero puede que no estés acostumbrado a realizar un seguimiento de tus finanzas y, sin saberlo, estés gastando más dinero del que deberías. No ahorrar una parte de tus ingresos todos los meses puede convertirse en un gran problema.
Utiliza la regla
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Deja un 50 % de tu presupuesto para gastos de manutención. Cada mes, anota tus ingresos y gastos necesarios. Las facturas y tarifas obligatorias formarán tu presupuesto de gastos de referencia. Esto te ayudará a tener una idea clara de cuánto te quedará después de pagar el alquiler, el transporte, los servicios públicos y la comida.
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Deja el 20 % de tu presupuesto para ahorros e inversiones. Esto puede incluir ahorrar para un viaje, comprar un automóvil o una casa nueva, así como guardar dinero para la jubilación. No asumas que necesitas financiar todo esto con lo que quede al final del mes. En lugar de eso, fija una fecha límite clara y alcanzable, y luego divide el monto por la cantidad de meses. De esta manera, sabrás cuánto necesitas ahorrar mensualmente.
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Deja el 30 % de tu presupuesto para gastos libres. Este dinero es para cosas que deseas, pero que no son necesarias. Estas pueden ser ropa, entretenimiento o salir a cenar.
Cambia tu forma de ver el dinero
Muchas personas hacen de la riqueza su propósito. Poner tu mente en ganar y ahorrar más no es efectivo, ya que puede ser agotador e insatisfactorio. Esto puede hacer que veas el dinero como una fuente de ansiedad, miedo o disgusto. En cambio, debe tratarse como una herramienta para lograr tus objetivos.
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Piensa en lo que te brinda satisfacción y felicidad. Te encontrarás recordando otras cosas además del dinero. Cuando despejes tu mente de todas tus preocupaciones e inquietudes, verás que ganar más billetes no es el objetivo final. En cambio, la parte financiera es solo un instrumento que puede ayudarte a lograr cosas importantes.
Escribe estas cosas y usa esta lista como un recordatorio personal.
Practica la gratitud diaria
Estar agradecido por las cosas que tienes en la vida fomenta la paciencia. Esta habilidad es un factor en la formación de nuestras decisiones futuras, incluido el ahorro y el gasto de dinero. De esta manera, aprenderás a apreciar las oportunidades que se te presenten en la vida (aunque estas parezcan pequeñas), ya que esto mejorará tu satisfacción laboral y no te desanimará si te enfrentas al fracaso.
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Empieza la mañana con un ejercicio de gratitud. Dedica un par de minutos a agradecerte a ti mismo y al mundo que te rodea por las cosas que tienes en la vida. Piensa en lo que esperas ese día y visualiza tu éxito realizando esas tareas.
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Empieza a escribir un diario. Escribe las cosas que te trajeron felicidad y que aprecias. No descuides los detalles pequeños, como disfrutar de una comida sabrosa, ver a tus amigos y familiares o tener una charla amistosa con colegas. Esta rutina puede ayudarte a reflexionar sobre tu vida, a ver cuántas cosas positivas atraviesas que quizá no habías notado antes.
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Reemplaza el pensamiento negativo con una actitud positiva. Analiza lo que puede molestarte. En lugar de deprimirte, intenta encontrar una solución. Esto puede ayudarte a deshacerte del desorden pesimista y a aprender que siempre hay una salida sin importar la situación.