Los científicos descubrieron finalmente por qué los perros se parecen a sus dueños
Existe una creencia popular que sugiere que los perros tienden a parecerse a sus dueños. Si has oído hablar de esto, es probable que te hayas preguntado si esto es algo real o no y, en caso afirmativo, por qué ocurre. Esto puede ser especialmente cierto si has tenido la oportunidad de presenciarlo, o incluso mejor, si lo has experimentado tú mismo.
En Ideas en 5 minutos hemos creado este artículo para mostrarte la ciencia que hay detrás de este fenómeno.
En primer lugar, es importante echar un vistazo a las evidencias que existen sobre este asunto. En 2009, Sadahiko Nakajima, un psicólogo japonés, realizó un experimento para averiguar si las personas podían emparejar con éxito a los perros con sus dueños haciendo coincidir las imágenes de sus caras. Al mismo tiempo, como tarea adicional, pidió a los participantes que diferenciaran conjuntos reales con imágenes de algunos dueños y sus perros de otros conjuntos falsos. En ambos casos, los resultados fueron lo suficientemente significativos desde el punto de vista estadístico para concluir que esta creencia popular es real.
Además, estudios anteriores sugieren que las personas tienden a elegir una mascota que, hasta cierto punto, se parece a ellas, lo que también demuestra que estos informes frecuentes son ciertamente válidos.
Pero ¿por qué ocurre esto? Pues bien, la respuesta es bastante sencilla: preferimos algo que nos parezca más familiar, lo cual es un fenómeno psicológico conocido técnicamente como el “efecto de mera exposición” o el “principio de familiaridad”. Esto también podría explicar por qué la gente sigue escuchando cadenas de radio que solo emiten canciones antiguas o por qué la gente puede estar dispuesta a leer las nuevas versiones de novelas clásicas.
En este caso, a la hora de juzgar si hay un parecido entre un perro y su dueño, sus caras son el elemento clave. Nuestra cara es uno de los rasgos físicos con los que estamos más familiarizados. Todas las mañanas nos miramos en el espejo para afeitarnos, peinarnos o maquillarnos y, probablemente, nos veamos cientos de veces al año mientras caminamos frente a las superficies reflectantes.
Por eso, al igual que ocurre con todo lo que hemos visto muchas veces, la ciencia sugiere que debemos sentir bastante cariño por nuestra cara, lo que podría darnos una pista sobre por qué la gente suele tener perros que se le parecen tanto. Si los principales rasgos faciales de una determinada raza de perros se parecen a los rasgos generales de nuestra cara, esa raza debe provocar una respuesta más cariñosa en nosotros.