Por qué rascarse es tan agradable
Cada habitante de nuestro planeta, al menos una vez al día, siente ganas de rascarse una u otra zona de la piel. La satisfacción de esta necesidad se ve recompensada con una sensación agradable, provocando el deseo de seguir rascando el mismo lugar una y otra vez.
En Ideas en 5 minutos, hemos estudiado este tema a profundidad y te contamos el mecanismo que hay detrás de la comezón y por qué rascarse es tan agradable.
Qué es la picazón
En términos médicos, el prurito (comúnmente conocido como picazón o comezón) es una desagradable sensación de irritación en una zona de la piel. Aunque todos conocemos la sensación de picazón, su mecanismo es uno de los menos comprendidos y estudiados en el mundo de la dermatología.
La sensación de comezón puede considerarse una ventaja evolutiva. La piel está en contacto constante con el mundo exterior, por lo que, en el proceso de evolución, los seres humanos hemos desarrollado mecanismos de defensa únicos que permiten que la principal barrera protectora permanezca intacta. En pocas palabras, es la manera que tiene el cuerpo de avisar al cerebro lo antes posible de que algo potencialmente peligroso está irritando la piel.
Existen 4 clasificaciones clínicas principales de la picazón:
- causados por la irritación o la inflamación de la piel;
- causados por trastornos cerebrales;
- causados por daño a los nervios centrales o periféricos;
- causados por enfermedades que afectan otros sistemas de órganos, además de la piel.
Por qué surge la picazón
Hay una gran variedad de razones que pueden causar picazón. A veces, es algo obvio, como la picadura de un mosquito; otras veces, es un impulso espontáneo e inexplicable de rascarse la piel aquí y ahora. Estas son solo algunas de las causas más habituales:
- reacción alérgica a algún alimento o medicamento;
- piel seca;
- picadura de un insecto;
- enfermedades de la piel;
- enfermedad hepática, renal o tiroidea;
- embarazo;
- quemaduras;
- trastorno del sistema nervioso.
Es importante tener en cuenta que, la mayoría de las veces, un deseo puntual de rascarse una zona concreta de la piel no es causado por nada serio. Sin embargo, si la picazón persiste durante mucho tiempo, es necesario consultar a un especialista.
Dónde nace la picazón
Antes se creía que la picazón era una forma de dolor, ya que activa los mismos receptores en la epidermis que informan al cerebro sobre las sensaciones dolorosas en la piel. Sin embargo, con el tiempo, quedó claro que nuestro sistema nervioso central es capaz de distinguir entre estos dos sentidos, a pesar de que compartes las mismas vías neuronales.
Los científicos fueron más allá y, al final, mediante los experimentos a largo plazo, llegaron a la conclusión de que la picazón se forma en el núcleo parabraquial (en comparación: el tálamo es responsable del dolor).
Por qué rascarse es tan agradable
Satisfacer el impulso de rascar una zona concreta de la piel a menudo es recompensado con una sensación increíblemente agradable. A veces, son tan intensas que la persona sigue rascando el mismo lugar hasta que se produce un daño grave.
El culpable de este comportamiento destructivo es el tracto gastrointestinal. Esta afirmación puede parecer absurda, pero no solo el cerebro es el responsable de la producción de serotonina, sino también el sistema gastrointestinal. Y la serotonina es la causa principal del placer en este proceso.
Sin embargo, esta sensación placentera tiene un inconveniente, se forma un círculo vicioso: picazón, rascado, placer, picazón, rascado, placer. El resultado es natural: lesiones dolorosas en la piel.
Los científicos explican fácilmente la naturaleza de este proceso: cuando nos rascamos, nuestras sensaciones se mezclan con el dolor y el cerebro libera serotonina para suprimirlo. La serotonina luego se une a determinados receptores de ciertas neuronas, que, a su vez, vuelven a desencadenar la sensación de picazón.
Algunos datos sobre la picazón
- La picazón es “contagiosa”, al igual que el bostezo o la risa. Los científicos lo han demostrado con ratones que comienzan a rascarse si ven rascarse a sus congéneres.
- Cuanto más te rascas, más quieres seguir rascándote.
- El lugar más agradable para rascarse es el tobillo. Los estudios han demostrado que esto es cierto. Y, probablemente, te hayas rascado el tobillo para comprobarlo.