Cómo romper un mal hábito
Todos tenemos hábitos, y algunos de ellos pueden ser de gran utilidad en nuestro día a día. Sin embargo, cosas como morderse las uñas, procrastinar frente al televisor el día entero o dormir toda la mañana pueden no ser lo mejor. Investigadores han descubierto que las personas más jóvenes presentan un mayor riesgo de desarrollar ciertos malos hábitos. Además de eso, si has tenido estas costumbres durante mucho tiempo, puede ser más difícil romperlas. Por eso es tan importante reconocer el problema lo antes posible.
Ideas en 5 minutos encontró algunos consejos para comenzar.
1. Identifica qué desencadena el hábito
Los desencadenantes son el primer paso para desarrollar un hábito, por lo que descubrir cuáles son los tuyos es un buen punto de partida. El objetivo es poder nombrar las acciones a las que recurres para tu comodidad o tranquilidad. Intenta rastrear ese hábito para ver si sigue algún patrón haciéndote las siguientes preguntas:
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¿Dónde ocurre el comportamiento habitual?
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¿A qué hora del día (o de la noche)?
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¿Cómo te sientes cuando sucede?
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¿Hay otras personas involucradas?
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¿Ocurre justo después de otra cosa?
Ejemplo (usaremos el mismo a lo largo del artículo): digamos que te has sentido cansado por un tiempo, por lo que quieres irte a la cama más temprano. Sin embargo, estás demasiado acostumbrado a acostarte tarde, ya que a menudo te quedas viendo tus programas de televisión favoritos hasta altas horas de la noche.
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¿Dónde ocurre el comportamiento habitual? En la sala de estar.
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¿A qué hora del día (o de la noche)? Después de la cena.
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¿Cómo te sientes cuando sucede? Bien, porque estás viendo la televisión y te olvidas del estrés del trabajo acumulado en la oficina.
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¿Hay otras personas involucradas? No.
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¿Ocurre justo después de otra cosa? Luego del trabajo.
Ahora te has dado cuenta de que mirar televisión después de la cena te mantiene despierto hasta tarde, por lo que es un detonante. Además, es posible que desees abordar el problema más profundo, es decir, lo que sucede en el trabajo, que te impulsa a comenzar a tener malos hábitos. Esto nos lleva al segundo paso.
2. Concéntrate en por qué quieres cambiar
Para concentrarte en por qué deseas cambiar, debes vincular claramente tu mal hábito con el resultado. De esa manera, visualizarás lo que obtienes de esa costumbre y cómo realmente te hace sentir. Puedes desglosarlo y pensarlo de esta manera:
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El comportamiento “X” lleva a consecuencias “Y”.
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Sin embargo, Y me está impidiendo alcanzar mi máximo potencial.
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Así que mejor detengo X si quiero alcanzar mi máximo potencial.
Incluso puedes escribir estas razones en una hoja de papel y colocarlas en tu refrigerador, en el espejo del baño o en otro lugar donde puedas verlas regularmente.
Ejemplo:
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Me he dado cuenta de que mirar mucha televisión me mantiene despierto hasta tarde, y eso, a su vez, me cansa.
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Entonces, si estoy cansado, no puedo trabajar correctamente durante el día. Eso genera más problemas y estrés, lo que a su vez me hace ver más televisión hasta altas horas de la noche.
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Así que será mejor que deje de ver televisión hasta tarde si quiero poder trabajar correctamente y romper este ciclo.
3. Reemplaza tus malos hábitos con curiosidad
Finalmente, encontrar algo que sea más gratificante y que te haga sentir mejor que tu mal hábito cuando necesitas relajarte es clave para cambiar tu forma de actuar. La pregunta entonces es con qué sustituirlo. El Dr. Judson Brewer descubrió que la curiosidad es un gran reemplazo, porque no solo es gratificante, sino que también te permitirá reconocer cómo te sientes realmente sin actuar en consecuencia.
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En otras palabras, la idea es que, en lugar de ceder a un mal hábito para contrarrestar una emoción negativa, lo sustituyas por la curiosidad sobre por qué tienes ese deseo en primer lugar y cómo se siente en tu cuerpo y tu mente.
Ejemplo: si tienes ganas de volver a ver televisión hasta tarde, detente un minuto a pensar en por qué lo estás haciendo. ¿Cómo se siente realmente ese deseo cuando llega por primera vez, incluso antes de que te decidas a cumplirlo? Tal vez ni siquiera se sienta tan bien después de todo, porque en lugar de aliviar la presión sobre tus hombros, crea más al hacer que te sientas cansado al día siguiente.
Bono: Otros consejos que podrían ayudarte
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Consigue apoyo de un amigo: a veces, romper un mal hábito con alguien como un amigo o tu pareja puede hacer que las cosas sean más fáciles de manejar, porque pueden animarse mutuamente por el éxito y alentarse en los reveses.
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No te sientas frustrado si cometes un desliz: es importante dejar de lado la mentalidad de todo o nada y comprender que incluso si tienes un revés, lograste romper tu mal hábito por un tiempo antes de eso. La frustración puede hacer que te sientas inclinado a rendirte.
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No pierdas la paciencia: existe un mito popular que dice que se necesitan 21 días para romper un hábito, pero en realidad no es así. Expertos creen que se necesitan al menos 10 semanas o incluso más para acabar con esa costumbre.
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Busca profesionales que puedan ayudarte: hay algunos malos hábitos que puedes romper por tu cuenta y otros que quizás no te sientas capaz de manejar solo porque te causan demasiada angustia o porque has desarrollado una adicción. En esos casos, es mejor acudir a un profesional de salud mental que pueda ayudarte a lidiar mejor con el problema.
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Ten presente el cuidado personal: cosas como dormir bien, comer alimentos nutritivos con regularidad y practicar deportes o estar físicamente activo pueden ser de gran ayuda cuando se trata de romper un mal hábito. Además, tómate al menos un poco de tiempo para disfrutar de tus pasatiempos y relajarte. Es importante mejorar tu estado de ánimo tanto como puedas para asegurarte de que estás en forma para enfrentar cualquier desafío que pueda surgir.