Qué alimentos se deben y no se deben lavar antes de cocinarlos
Cuando estamos cocinando o preparando alimentos, la limpieza es esencial. Mantener la cocina limpia resultará útil contra las bacterias y el riesgo de contaminación cruzada. Sin embargo, no todos los alimentos funcionan de la misma manera y lavar algunos de ellos aumentará el riesgo de contaminación en la cocina.
En Ideas en 5 minutos, hemos preparado una guía en la que se destacan 5 alimentos que deben ser lavados antes de consumirlos y otros 5 que no deberíamos lavar.
1. Lavar: frutas y verduras
Uno de los principales grupos de alimentos que siempre debemos lavar antes de comer o cocinar son las frutas y verduras. Estos productos suelen contener bacterias que estaban presentes en el suelo, así como las procedentes de animales e insectos que podrían haber interactuado con ellos en algún momento. Aquí no hay excepciones: debemos lavar las frutas y verduras aunque su cáscara no sea comestible, ya que al pelarlas o cortarlas podemos transferir las bacterias al interior de la pulpa.
Hay diferentes formas de limpiar las frutas y verduras, dependiendo de su tipo. En general, enjuagarlas con agua fría funciona bien, aunque las de cáscara gruesa también pueden limpiarse con la ayuda de un cepillo suave. Evita utilizar jabón o productos de limpieza.
2. Lavar: hierbas frescas
Las hierbas como el perejil, el cilantro y el orégano también deben lavarse después de comprarlas, principalmente porque es probable que aún tengan suciedad y bacterias en su superficie. Lavar las hierbas también rehidrata sus hojas, lo que les permite mantenerse frescas por más tiempo.
Después de lavar y secar las hierbas frescas, envuelve el manojo con toallas de papel húmedas y guárdalas en una bolsa de plástico. Esto hará que las hierbas se mantengan frescas por más tiempo mientras están en el refrigerador.
3. Lavar: alimentos y bebidas enlatados
Todo tipo de alimentos enlatados deben lavarse antes de abrirlos. Si no lo hacemos correctamente, las bacterias y otras partículas que se depositan en la tapa de la lata pueden contaminar lo que está adentro. Lo mismo ocurre con las bebidas enlatadas, ya que la tapa, que suele entrar en contacto directo con la boca, también entra en contacto con el polvo y las bacterias.
También debemos considerar la necesidad de enjuagar el contenido interior de algunos alimentos enlatados, como los frijoles. El líquido en el que se conservan estos alimentos suele contar con un alto contenido de sodio, y enjuagarlos puede reducir el sodio a la mitad.
4. Lavar: mariscos
Esto se aplica especialmente a los moluscos como almejas, ostras y mejillones. Siempre se debe lavar la parte exterior de los mariscos porque sus cochas suelen tener restos de arena y arenilla. Una manera recomendada de hacerlo es enjuagándolos primero con agua fría y luego poniéndolos en una olla con agua fría y sal en el refrigerador durante media hora. De este modo, el sedimento se acumula en el fondo de la olla. Después, hay que darles un último enjuague antes de cocinarlos.
5. Lavar: granos
Aunque depende de los procedimientos de empaque de cada país o de la receta que sigamos, se recomienda enjuagar los granos para eliminar las impurezas y otras partículas desagradables. Algunos granos, como la quinoa, por ejemplo, tienen una capa natural que les aporta un sabor amargo si no se lavan. Enjuagar los granos es especialmente necesario si eres celíaco, ya que esto disminuye la posibilidad de exposición accidental al gluten.
Otro tipo de granos que se recomienda lavar es el arroz. Además de eliminar las impurezas, enjuagar el arroz un par de veces ayuda a deshacerse del exceso de almidón, lo que permite que el arroz alcance una textura más esponjosa y menos pegajosa.
6. No lavar: carne, pescado y aves de corral
Puede parecer que lavar cualquier carne o ave puede ayudar a eliminar las bacterias, pero en realidad es todo lo contrario. Al lavar los productos cárnicos se propagan las bacterias por la cocina, aumentando así el riesgo de contaminación cruzada. Estos productos se lavan a fondo durante el procesamiento, por lo que cocinarlos será suficiente para matar cualquier bacteria que quede.
- La carne de res, cerdo, cordero y ternera debe cocinarse a una temperatura interna de al menos 63 °C.
- La carne molida es segura para consumirla a 71 °C.
- Las aves de corral deben cocinarse a una temperatura mínima de 74 °C.
- Todo el pescado debe alcanzar 63 °C o más.
7. No lavar: alimentos prelavados
Las frutas, verduras o ensaladas no deben lavarse si el empaque indica que han sido prelavadas o que su contenido está listo para consumir. Se pueden comer de inmediato porque han sido lavados con productos químicos seguros y enjuagados varias veces.
En todo caso, lavar los productos prelavados solo aumentará el riesgo de contaminación, ya que estaríamos poniendo alimentos que ya están limpios en contacto con superficies de la cocina que están potencialmente contaminadas.
8. No lavar: huevos
Justo antes de poner el huevo, las gallinas le añaden la cutícula, una capa protectora que recubre el huevo y evita que las bacterias penetren en sus poros. En el caso de los huevos comprados en tiendas, la cutícula se reemplaza con una capa de aceite mineral comestible que cumple la misma función y permite mantener los huevos seguros. Cualquier otra manipulación con los huevos los pone en riesgo de agrietarse y de sufrir contaminación cruzada.
9. No lavar: setas
La razón principal por la que no debemos lavar las setas es por sus cualidades absorbentes: ponerlas en contacto con agua afectará negativamente a su sabor y textura. Además, la humedad solo acelerará el ritmo de su descomposición.
Se recomienda limpiar las setas antes de cocinarlas, pero sin ponerlas en contacto con el agua. En su lugar, podemos usar toallas de papel o un cepillo suave para limpiarlas en seco.
10. No lavar: pasta
Ya sea antes o después de cocinarla, enjuagar la pasta no ofrece ningún beneficio en términos de seguridad alimentaria. Lo único que eso hace es eliminar el almidón tan necesario para que se le adhiera la salsa. De hecho, se recomienda dejar un poco del agua de la cocción en la pasta para este mismo fin.