Guía de maquillaje para principiantes
Es usual que sepamos cómo aplicar la sombra, la máscara de pestañas y el labial, pero no siempre estamos tan seguras acerca de cuándo y cómo aplicar la base, el corrector y el iluminador.
En Ideas en 5 minutos te enseñamos una rutina básica para que sepas en qué orden aplicar todos los productos y los puedas incluir en tu maquillaje diario. Además te damos algunos consejos para optimizar aquellas etapas que ya conoces.
Paso 1: limpiador facial
Antes de comenzar a maquillarte, es importante que dentro de tu rutina incluyas siempre la limpieza del rostro. Limpiar la piel elimina el exceso de sebo, y esto asegura que el maquillaje que te apliques no se corra fácilmente. Para elegir el limpiador facial adecuado, tienes que prestar atención a tu tipo de piel:
- Si tienes la piel seca, lo mejor es que elijas las leches tradicionales con ingredientes humectantes como avena, manteca de karité o aceites. Estos ingredientes, además de descartar las impurezas, mantienen el cutis hidratado.
- Si tienes la piel grasa o mixta, usa productos limpiadores con ingredientes astringentes y evita todos aquellos que contengan aceite.
Paso 2: hidratante
Es mejor si eliges una crema hidratante ligera, así tu piel se mantendrá humectada durante el día, pero sin verse excesivamente grasosa. Úsala aun si tienes la piel grasa; en este caso, solo elige un gel o una loción en lugar de una crema, que suelen ser más pesadas. Cuando la apliques, asegúrate de frotar de manera uniforme por todo el rostro para evitar que se obstruyan los poros. Luego, deja secar unos minutos antes de pasar al siguiente paso.
Paso 3: base líquida
La base es la única parte del maquillaje que no debe notarse; solo debe verse como tu piel pero en versión mejorada. Para que parezca lo más natural posible, elige un tono similar al tuyo. Si no tienes la oportunidad de probarla y te quedan dudas, elige siempre un tono más claro por sobre uno más oscuro.
- Aplica con los dedos en la frente, las mejillas, la nariz y el mentón y desplaza desde allí hacia afuera en todas las direcciones.
- Puedes seguir aplicando con los dedos si quieres una cobertura bien ligera, o usar una esponja para un acabado más compacto.
- Si tienes la piel grasa, puedes usar una base de acabado mate.
- Si tienes la piel seca, inclínate por una base de acabado radiante, así conseguirás que se mantenga hidratada el resto del día.
Paso 4: corrector cremoso
El corrector se usa para tapar las ojeras y corregir otras imperfecciones que no hayan sido cubiertas por la base.
- Para la zona debajo de los ojos, busca un color solo un tono más claro que tu piel; uno demasiado claro lucirá muy artificial, y el secreto de todo buen maquillaje es que parezca lo más natural posible.
- Es conveniente tener otro tono de corrector para aplicar en aquellas zonas del rostro donde notes manchas oscuras, granos u otras imperfecciones. En este caso, el tono ideal será aquel más parecido a tu color de piel.
- Para las ojeras, usa un pequeño pincel en punta y aplica el corrector en forma de triángulo haciendo especial énfasis en las zonas donde las ojeras son más oscuras, en general esto se da en las esquinas internas y externas del ojo. Luego, difumina con el dedo pulgar.
Paso 5: iluminador
Se aplica el iluminador sobre las partes del rostro que se quieren resaltar. En general, son las zonas de la cara en las que cae de manera directa la luz del sol.
- Aplícalo en la zona alta del pómulo, el arco de la nariz, el arco de cupido, el arco de la ceja, el centro de la frente, la parte superior del párpado y el centro de la barbilla.
- Difumínalo con la yema de los dedos ejerciendo la mínima presión posible para evitar que se corra la base.
Paso 6: polvo translúcido
El polvo translúcido es un polvo incoloro que se usa para fijar la base, el corrector y el iluminador. También puedes usarlo luego de aplicar la sombra de ojos y el delineador. Su función es ayudar a que el maquillaje dure más tiempo. Para aplicarlo, usa una brocha grande y esponjosa.
- Antes de aplicar, presiona ligeramente las cerdas de la brocha en la base del polvo y luego da ligeros golpes contra el recipiente para descartar el exceso de polvo.
- Espolvorea una ligera cantidad a lo largo de todo el rostro haciendo movimientos largos y arqueados.
- Puedes usar más polvo para las zonas del cutis que necesitan mayor cobertura, como las áreas rojizas o más grasosas.
Paso 7: bronceador
- Es mejor si, al aplicarlo, usas un cepillo bronceador específico, estos tienen una forma particular distinta a la del resto de las brochas.
- Para evitar un color muy artificial, elige como máximo dos tonos más oscuros que tu piel.
- Aplícalo en forma de número “3” en ambos lados de la cara. Comienza desde la frente, pasa por la mejilla y termina en la barbilla.
Paso 8: rubor
El rubor es ideal para dar algo más de color y vitalidad al cutis. Más allá del tono que elijas, siempre son más recomendables las fórmulas líquidas. El rubor cremoso se adapta más fácil a cualquier tipo de piel, aun a las más envejecidas, y el resultado es un color natural. Recuerda que la clave en estos primeros pasos es que lo que te apliques se note lo menos posible; que te ilumine y te haga ver mejor, pero sin que las capas de maquillaje sean evidentes.
Lo interesante del rubor es que, según cómo lo apliquemos, modificaremos la forma de nuestro rostro. De modo que no se usará igual en caras redondas o en forma de corazón que en aquellas ovaladas, alargadas, cuadradas o triangulares.
Paso 9: sombra
Es conveniente que elijas dos tonos de sombras complementarios: uno neutro y otro más oscuro. Procura que sean de la misma gama cromática. Puedes aplicarlos con la yema de los dedos o bien con una brocha pequeña para sombras.
- Usa el color neutro para todo el párpado móvil, desde la línea de las pestañas hasta justo por encima del pliegue.
- Luego aplica el tono oscuro.
- Difumina bien con un pincel limpio, así podrás unificar los dos tonos y conseguir un resultado natural.
Paso 10: delineador
Para el delineador, es mejor optar por colores clásicos como el negro o el café. Ten en cuenta que un delineador líquido se desplazará mucho más fácilmente que un lápiz y que su trazo será mucho más preciso. Si prefieres una línea fina y bien pegada a las pestañas, elige el primero.
- Si quieres un trazo firme y parejo, haz pequeños puntos en la línea de la pestaña y luego unirlos con el mismo pincel.
Paso 11: rímel
A la hora del rímel, también es conveniente que te inclines por los colores más tradicionales.
- Antes de aplicarlo, gira suavemente la varita dentro del tubo para asegurarte de que todas las cerdas estén cubiertas.
- No la muevas de arriba hacia abajo porque esto hará que entre aire en el envase y el rímel se seque o apelmace; mejor haz movimientos circulares para sacar todo el producto del tubo.
Paso 12: lápiz o brillo labial
El labial es un producto básico de maquillaje que puede renovar tu look en pocos segundos. Sin embargo, para que esto ocurra, es muy importante elegir el tono adecuado y además aplicarlo de la manera correcta.
- Frunce los labios y aplica en el centro inferior y superior; luego difumina con la yema de los dedos hacia afuera. Así podrás evitar que el producto se borre o se corra.
- Si tienes los labios muy delgados, ten en cuenta que los tonos intensos u oscuros pueden hacer que se vean más delgados aun. Para evitarlo, termina con brillo o gloss.
- Si tienes los labios agrietados, puedes prepararlos antes de pintar aplicando un paño húmedo y luego una capa de bálsamo labial. Deja que absorba antes de pasar al siguiente paso.
- Para ayudar a que el color te dure todo el día, pasa un trozo de hielo sobre tus labios antes de aplicar el color.