Por qué la temperatura del cuerpo humano es precisamente de 36,6 °C
Una temperatura corporal igual a 36,6 °C es considerada un indicador común para una persona. Pero pocos saben por qué se eligió esta en particular, quién lo estableció, por qué es esencial para las personas y por qué varía tanto en relación con otros seres vivos.
En Ideas en 5 minutos recopilamos algunos datos interesantes sobre la temperatura corporal humana.
Por qué 36,6 °C
La primera medición de temperatura masiva tuvo lugar en 1851, en Leipzig. El médico alemán Carl Reinhold August Wunderlich midió la temperatura de 25 000 residentes de la ciudad y estableció el estándar de la temperatura corporal humana normal de 36,2 a 37,5 °C. El valor aritmético promedio se estableció en 36,8 °C.
Más tarde, una investigación moderna corrigió un poco esa cifra a 36,6 °C.
Cuál es la función de la temperatura en la vida del cuerpo
La temperatura corporal es un claro indicador de cómo el cuerpo humano lleva a cabo el proceso de termorregulación. En condiciones de calor extremo, se libera sudor y se produce un enfriamiento. Cuando hace demasiado frío, aparece el temblor y comienza el proceso de calentamiento. La regulación del calor requiere mucha energía, por lo que una persona de sangre caliente necesita varias veces más comida que una pitón de sangre fría del mismo peso.
La temperatura corporal de una persona puede variar un poco dependiendo de la hora del día, el sexo, la edad y el nivel de actividad. Pero en la mayoría de los casos, estando en buen estado, el indicador se mantiene cerca del indicador habitual de 36,6 °C. Aunque el valor individual puede oscilar entre 36,1 y 37,2 ° C, y es normal.
Pero por qué 36,6 °C precisamente
Este nivel de temperatura se considera favorable para los humanos, pero puede ser perjudicial para otras formas de vida. Hoy en día se sabe que existen más de 1,5 millones de especies de hongos, y la mayoría de ellos no pueden soportar temperaturas en el rango de 30 a 40 °C. Con un aumento de la temperatura corporal de 1 °C, muere el 6 % de los hongos que pueden infectar el cuerpo y tener un efecto patógeno en él.
Por lo tanto, nuestra sangre caliente es un poderoso escudo contra la mayoría de los hongos existentes. Y una temperatura corporal de 36,6 °C (con ligeras fluctuaciones) es el equilibrio ideal que permite al organismo no solo defenderse de las infecciones por hongos, sino también no gastar demasiada energía para mantenerse caliente.
Dado que los hongos prefieren las bajas temperaturas, se desarrollan bien en los organismos de criaturas de sangre fría, como murciélagos, peces y reptiles. Los científicos han supuesto que la intolerancia de los hongos a las altas temperaturas tuvo su influencia en el Cretácico superior. Luego, los reptiles grandes (incluidos los dinosaurios) se extinguieron y los mamíferos de sangre caliente se convirtieron en los depredadores supervivientes más grandes.
Cómo la temperatura corporal alta protege al cuerpo
Otra propiedad útil de la temperatura corporal es su aumento cuando una infección ingresa al cuerpo. Este mecanismo de defensa parece muy común, pero apareció en los seres vivos hace relativamente poco tiempo y ha existido durante más de 600 millones de años.
Curiosamente, en el siglo XX, antes de la invención de los antibióticos, los médicos utilizaban esta capacidad del cuerpo para calentarse para tratar diversas enfermedades. Aunque los estándares de la medicina en esos días eran diferentes a los modernos, los médicos realizaron en su práctica observaciones de que un aumento de la temperatura corporal podía suprimir el microbio que infectaba el cuerpo.
Qué tan dañino puede ser un cambio de temperatura
A pesar de lo mencionado, también existen desventajas. Una temperatura demasiado alta calienta la sangre tanto que puede dañar el sistema nervioso central. Y una temperatura muy baja, a su vez, hace al metabolismo funcionar más lento, que en valores críticamente bajos conduce a una disminución de los latidos cardíacos, somnolencia y desmayos.
Otro supuesto de los científicos habla de la importancia de estudiar los rangos de temperatura de varios tipos de seres vivos. En la perspectiva de la exploración espacial, la tolerancia a diferentes temperaturas puede jugar un papel importante en la supervivencia de los mamíferos terrestres. De esta manera, por ejemplo, las bacterias del frío Marte podrían no tolerar una temperatura corporal alta. Pero para los microorganismos de Venus, la limitación térmica de los terrícolas podría no ser suficiente.
Por qué diferentes animales tienen distintas temperaturas corporales
Las distintas temperaturas de los seres vivos se explican por las diferencias entre sus hábitats, tamaño, masa, tasa metabólica, conductividad térmica e incluso la forma del cuerpo. Por ejemplo, la temperatura corporal promedio normal de las gallinas es de 40 °C, la de los perros domésticos es de 38 °C, la de los gatos es de 39 °C y la de los cocodrilos es de 31 °C.
Los animales grandes pueden generar más calor del que pierden, por lo que es más fácil para ellos mantenerse calientes. En algunos de estos individuos, la pérdida de calor es proporcional a la superficie de su cuerpo y la cantidad de calor generado corresponde a su masa. Un ejemplo son los ciervos de cola blanca, que en la fría Canadá son más grandes que sus parientes de la cálida Florida.
Los animales pequeños pierden calor más rápido. La mayoría de ellos tienen formas redondeadas, lo que les ayuda a retener el calor dentro del cuerpo por más tiempo. Los ejemplos incluyen varias aves y roedores.
Cómo los animales pueden regular la temperatura corporal
La energía para calentar se genera mediante la digestión de los alimentos. Cuanto más pequeño sea el cuerpo y más calor pierda, más comida necesitará para mantenerse caliente. Por lo tanto, es más fácil para las aves migrar hacia el sur durante la estación fría. Y las criaturas que se quedan durante el invierno intentan acumular más grasa en el otoño. Esto les permite mantener su temperatura corporal a 40 °C y permanecer calientes durante el invierno.
Los representantes de la fauna de sangre fría reciben energía térmica principalmente del entorno externo. Pueden permitirse comer menos y, para acelerar su metabolismo y recargar su energía, solo necesitan tomar sol. Su apariencia juega un papel importante: los cuerpos de formas alargadas y planas se enfrían más rápido y se calientan más rápido. Por ejemplo, la temperatura corporal media de un cocodrilo es de 31 °C, pero cambia proporcionalmente con su entorno: se calienta al sol y se enfría a la sombra o en el agua.
Además del tamaño y la forma del cuerpo, todos los seres vivos tienen diferentes tasas metabólicas y conductividad térmica. Por lo tanto, la temperatura corporal de los animales pequeños puede ser superior a la de los animales grandes, ya que tienen un metabolismo rápido y una conductividad térmica baja, lo que compensa la rápida pérdida de calor. De esta manera, como dijimos anteriormente, la temperatura de las gallinas, por ejemplo, se mantiene en torno a los 40 °C, la de las ardillas de tierra del Ártico es de 38,5 °C, y la de los humanos es de tan solo 36,6 °C.