Ideas En 5 Minutos
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Cómo aprender a nadar (consejos para principiantes)

Si no has tenido la oportunidad de pasar suficiente tiempo en el agua para aprender a nadar, no te preocupes, aún estás a tiempo de hacerlo. La natación, además de ser una excelente forma de pasar los días calurosos, tiene múltiples beneficios para la salud, como mejorar la calidad del sueño y manejar el estrés.

Ideas en 5 minutos ha preparado una guía sencilla para que puedas comenzar a sentirte cómodo en el agua y aprender a practicar este deporte. Sin embargo, recuerda siempre realizar estos ejercicios bajo supervisión.

1. Siéntete cómodo y seguro en el agua

Antes que nada, deberás sentirte cómodo en el lugar donde quieras aprender a nadar. Es normal que al principio experimentes algo de inseguridad y miedo, especialmente si no has tenido la oportunidad de pasar tiempo en el agua. Sin embargo, existen algunas medidas que pueden ayudarte a aliviar los sentimientos de angustia o de peligro. Recuerda que siempre puedes avanzar de a poco según cómo te sientas al respecto.

Si ya estás listo para aprender, no olvides los siguientes consejos:

  • Practica en una parte poco profunda, donde puedas apoyar tus pies en el fondo y mantener el equilibrio. Aquí también podrás realizar ejercicios de respiración y acostumbrarte a la piscina. Es importante que pases el mayor tiempo posible en el agua, ya que esto te ayudará a ganar confianza.
  • Utiliza gafas de natación. Estas te harán sentir más cómodo, ya que evitan que el agua y sus componentes entren en tus ojos y te permitirán ver claramente al sumergir la cabeza.
  • Acostúmbrate a que tu cara tenga contacto con el agua. Intenta sumergirte inhalando suficiente aire o inflando tus mejillas. Mantente bajo el agua hasta que sientas que debes salir. Para no entrar en pánico, realiza este ejercicio siempre cerca de la orilla o de un lugar del que puedas sostenerte.
  • Mantén un flotador o una tabla al alcance de tu mano. Esto aumentará tu seguridad mientras practicas. Evita estar a solas o en lugares donde no transite gente que pueda ayudarte.

2. Aprende a flotar

  • En la parte más baja de la piscina, sostente del borde con tu mano dominante y extiende tus piernas hacia delante como si te estuvieras recostando sobre la superficie del agua. Mantén tu cuerpo relajado y evita tensar tus músculos. Sentirás cómo flotas sin esfuerzo.
  • Extiende tus brazos y tus piernas formando una estrella. También debes mantener la posición de tu cabeza siempre hacia atrás. Si la inclinas hacia delante, dejarás de flotar y te hundirás en el agua.
  • Como la posición más habitual para nadar es hacia delante, intenta flotar sobre tu cuerpo de manera frontal. Esto te permitirá acostumbrarte a dicha posición y a mantener la cabeza levemente sumergida en el agua.
  • Al igual que en el paso anterior, sostente del borde de la piscina, inhala suficiente aire y extiende tus piernas hacia atrás como si te estuvieras recostando boca abajo sobre la superficie del agua.

3. Nada “como perrito”

  • Este estilo es uno de los más recomendables al momento de aprender a nadar, ya que es una técnica simple y muy intuitiva.
  • Practica algunos movimientos sosteniéndote del borde de la piscina con ambos brazos y patalea. Este ejercicio te permitirá ganar coordinación y controlar el peso de tus piernas.
  • Cuando ya hayas ganado algo de confianza, suelta tus manos del borde e intenta bracear hacia delante con tus manos entrando y saliendo del agua. Mantente siempre cerca de la orilla en caso de que te canses o para sentirte más seguro.
  • Intenta cruzar la piscina. Pero antes de ello, practica acercando tu mentón al agua y manteniendo la cabeza en la superficie. Esto te ayudará a acostumbrarte a dicha posición y al peso de tu cabeza en el agua.
  • Mueve tus brazos y tus piernas alternando izquierda y derecha de manera sincronizada. Utiliza tus brazos para impulsarte hacia arriba y patalea suavemente para impulsarte hacia delante manteniendo tus piernas extendidas.
  • Recuerda que, como todo deporte, aprender a nadar requerirá práctica y constancia. Por ello te recomendamos entrenar regularmente para poder, más adelante, aprender técnicas avanzadas.

4. Acostúmbrate a la profundidad

Como la profundidad del agua puede ser una preocupación cuando recién estás empezando a nadar, una buena manera de acostumbrarte a ella es hacer el siguiente ejercicio:

  1. Sostente de una escalera en la parte profunda de la piscina con ambos brazos, inhala suficiente aire y comienza a descender de a poco.
  2. Cuando ya sientas más confianza, desciende lo más que puedas, siempre sosteniéndote de la escalera.
  3. Regresa tu cabeza a la superficie e intenta soltarte, manteniendo tu cuerpo relajado y los brazos extendidos cerca de la escalera. Mueve tus pies hacia delante y hacia atrás. Verás cómo tu cuerpo flota sin tocar el fondo de la piscina.

5. Nada al estilo crol

  • El estilo crol, también conocido como freestyle, es otra de las técnicas preferidas entre los principiantes. Si bien permite nadar de manera rápida, también puede ser muy agotador si no se realiza correctamente.
  • Te recomendamos practicarlo una vez que te hayas acostumbrado al agua y a su profundidad, ya que para aprender este estilo, tendrás que nadar a lo largo de la piscina. También es importante que ya puedas flotar, lo que te permitirá sentirte más confiado durante el entrenamiento.
  • Mantén tu cuerpo en posición horizontal y alineado. Tu cara debe estar sumergida en el agua mirando hacia abajo y levemente hacia delante. Esto te permitirá deslizarte de manera más rápida.
  • Patalea de forma constante y alternada. El movimiento debe originarse en tus caderas, manteniendo tu cuerpo alineado y recto. Relaja tus rodillas y tus talones apuntando tus pies levemente hacia abajo.
  • No patalees demasiado y recuerda mantener tus pies en la posición correcta. El pataleo excesivo solo causará que te canses más de la cuenta en distancias largas.
  • Sumerge tus manos con la punta de los dedos alineándolas con tu cabeza. Cuando tu mano entre en el agua, mueve tu brazo hacia atrás. Articula tus codos y levántalos en cada braceada.
  • Inhala aire inclinando tu cabeza hacia el costado durante la braceada, y bótalo cuando tu cara se vuelva a sumergir. No aguantes la respiración durante demasiado tiempo, ya que esto afectará tu oxigenación.
  • Recuerda que cada movimiento que hagas complementará al siguiente, por lo que deben ser continuos y suaves, sin perder la coordinación.
Imagen de portada Pixabay / Obsidian_Tanto
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