Cómo cuidar las plantas de interior
Además del hecho de que las plantas decoran el interior y lo vuelven más agradable a la vista, también cumplen funciones muy importantes. La mayoría de las plantas hacen un excelente trabajo al humedecer el aire, saturarlo de oxígeno y ayudar a mejorar el estado general del cuerpo. Sin embargo, para que una persona reciba todos estos beneficios, tiene que ocuparse de su cuidado.
Ideas en 5 minutos te enseñará cómo cuidar las plantas de la casa fácilmente y sin complicaciones innecesarias para que florezcan y deleiten a todos en el hogar.
Ubicación
1. Luz. Hay 3 factores de iluminación que afectan el crecimiento de las plantas:
Cantidad de luz;
Intensidad de luz;
Espectro (tonos cálidos o fríos).
Cada tipo de planta requiere una determinada proporción. Las plantas de hojas grandes necesitan más luz, mientras que las suculentas pueden permanecer un poco más a la sombra.
Si una planta tiene luz insuficiente, presenta las siguientes características:
Los espacios entre las hojas son más grandes de lo que deberían;
Las hojas nuevas son mucho más pequeñas que las existentes;
La planta crece en forma de huso;
Las hojas inferiores se vuelven amarillas y se caen;
La floración está ausente o es lenta;
Los nuevos brotes se tiran demasiado hacia la luz.
Si hay demasiada luz, verás:
Manchas cafés quemadas en las hojas;
Los patrones en las hojas comenzarán a desvanecerse;
La planta se marchitará, especialmente al mediodía;
El tallo se secará y las hojas se caerán.
Intenta mover la flor varias veces para ver cómo crece según el entorno. Sin embargo, no hagas esto con demasiada frecuencia: la planta necesita tiempo para adaptarse.
2. Humedad. Señales de que a tus plantas les falta humedad en el aire:
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La floración comienza lentamente, inmediatamente después de la apertura del capullo, la flor muere;
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Los extremos y los bordes de las hojas se vuelven amarillos y secos;
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La planta se seca.
Esto se puede ver con especial claridad en invierno, cuando el aire en los departamentos se seca debido a la calefacción. Hay varias formas de ayudar a una planta:
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Agrupa las plantas para que se ayuden entre sí a mantener la humedad. En este momento difícil, deben mantenerse juntas.
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Usa un humidificador. Colócalo cerca, pero asegúrate de que no se formen gotas en las hojas.
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Construye un retenedor de humedad. Para hacer esto, vierte guijarros en el plato de la maceta y llénalo con agua tapándolos por completo. Coloca las macetas encima. Así el exceso de agua se drenará y luego se evaporará gradualmente, aumentando la humedad alrededor.
Cuidado del suelo
1. Riego. Depende de muchos factores, sin embargo, hay reglas generales que deben seguirse:
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Cuanto más grande sea el follaje, más a menudo habrá que regar la planta.
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Durante el período de crecimiento activo y floración, se requiere más agua. Esto suele ocurrir en primavera y verano.
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Utiliza agua sedimentada a temperatura ambiente. Para hacer esto, viértela del grifo en un recipiente y colócalo en un lugar oscuro durante un día. Con el tiempo, acostúmbrate a rellenar el recipiente inmediatamente después de regar la planta, para que se asiente por más tiempo.
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El agua se vierte de una pequeña regadera. Esto debe hacerse para no erosionar la capa de suelo.
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Ten en cuenta que en el caso de algunas plantas es mejor poner el agua en un plato debajo de la maceta. Esto es especialmente cierto para las plantas bulbosas y aquellas cuyas hojas reaccionan negativamente al exceso de humedad. Por ejemplo, las azaleas, los ciclámenes, las violetas y otros.
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La frecuencia de riego se puede determinar revisando el suelo. Toca la tierra: si está seca, es hora de hidratarla; si no es así, debes esperar un poco.
❗ La mayoría de las plantas no mueren por sequía, sino por exceso de humedad. Ten cuidado de no inundar tu amada planta.
C2. Fertilizante. La planta necesita fertilización especialmente durante el período de floración y crecimiento activo, es decir, en primavera, verano y otoño. No se recomienda usarlo en invierno. Para saber exactamente cuándo una flor comienza a carecer de elementos útiles, presta atención a los siguientes signos:
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Crecimiento débil;
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Falta de floración;
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Hojas caídas pálidas;
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Tallos débiles.
❗ No fertilices la planta si está infectada y muy debilitada. También está contraindicado después del trasplante y dentro de un mes después de la compra.
La composición del fertilizante depende del tipo de planta. En algunos paquetes se especifica para qué plantas está destinada la mezcla. Allí también se indica el porcentaje de los principales nutrientes (por ejemplo, 20/10/10). Cada número corresponde a una sustancia activa:
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Nitrógeno: le da a la planta la fuerza para formar un exuberante follaje verde, acelera el crecimiento.
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Fósforo: mantiene las raíces fuertes y saludables y ayuda a florecer.
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Potasio: fortalece los tallos y ayuda a combatir las enfermedades.
La proporción óptima y universal es 10/10/10. En algunos casos, puede ser necesaria una mezcla compleja, que incluye tanto fertilizantes minerales como orgánicos (cenizas, estiércol, humus).
3. Trasplante. Si la planta no se trasplanta a tiempo, comenzará a adherirse a la maceta, es decir, sus raíces se volverán más densas y estarán abarrotadas. Presta atención a si las raíces se están arrastrando fuera del orificio de drenaje, si son visibles en la superficie del suelo o si el crecimiento de la flor se ha ralentizado. Si es así, es hora de buscar una nueva maceta. Para hacer todo correctamente, lee las instrucciones en nuestro artículo Cómo trasplantar una planta de interior.
Cuidado de las hojas
1. Poda. Este procedimiento permitirá que la planta se vuelva tupida y exuberante. Si el tallo es suave y delgado, basta con pellizcar la parte superior. Para hacer esto, agarra las hojas tiernas con los dedos y pellízcalas para sacarlas. No tires hacia arriba para evitar dañar la planta.
En la mayoría de los casos, es recomendable utilizar unas tijeras de podar o tijeras comunes afiladas para que no queden bordes rasgados en el tallo que puedan contraer hongos. No olvides también eliminar a tiempo los tallos muertos, y hojas amarillentas y enfermas.
La poda se realiza mejor durante el período de crecimiento activo, es decir, en los meses de primavera y verano.
2. Pulverización y pulido. La ausencia de polvo y suciedad permite que las hojas reciban más luz y evita la aparición de los insectos.
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Las hojas grandes y lisas se pueden limpiar con un paño suave o una esponja mojada en agua filtrada o sedimentada. Antes de trabajar con la planta siguiente, no olvides enjuagar el material que estás usando para que, en caso de haber alguna infección, no se propague.
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Es preferible limpiar las hojas con pelusa con un pincel pequeño o un cepillo.
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Las plantas de hojas pequeñas, como los helechos, se pueden rociar con agua purificada.
❗ Ten en cuenta que no se recomienda rociar algunas plantas durante la floración. Por ejemplo, a las flores de azalea no les gusta tener agua encima.